¿Es Posible un Tsunami Solar?

J. Américo González Esparza y Mario M. Arreola Santander

Fecha: 2014-11-01


 

En el caso de los fenómenos astronómicos producidos por nuestra estrella el Sol, cuyas radiaciones generan el viento solar, y similarmente a como sucede en la tierra con los fenómenos meteorológicos que varían de lugar en lugar y de un tiempo a otro, se puede decir que en el espacio sucede algo similar, se produce un clima espacial que varía con los fenómenos que se suceden en el Sol, como por ejemplo, las manchas solares y las eyecciones de masa coronal, conocidas comúnmente como “llamaradas o explosiones solares” que producen tormentas solares.

 

 

¿Qué es un Tsunami solar?
 
Imaginemos por un momento que ocurre una violenta explosión en el Sol, lo cual genera una tormenta solar y unas cuantas horas después los efectos se dejan ver en la Tierra, se interrumpen las telecomunicaciones, las operaciones bancarias, los sistemas de posicionamiento global (GPS), los servicios de internet. El fenómeno afecta también la operación y órbita de cientos de satélites y ocasiona diversos daños en las largas tuberías que distribuyen gas y petróleo en el mundo. Imaginemos un posible caso mas extremo en donde además se producen daños a la infraestructura eléctrica de potencia como los transformadores, dejando sin energía eléctrica grandes regiones del planeta. ¿Qué pasaría en este mundo globalizado tan dependiente de los satélites, las telecomunicaciones y las redes de energía? Este escenario catastrófico no es de ciencia ficción, es una posibilidad real de un fenómeno natural extraordinario que puede ocurrir en cualquier momento.
 
¿Ha ocurrido antes?
 
El jueves 1 de septiembre de 1859, un joven londinense fabricante de cerveza y astrónomo aficionado, Richard Carrington, siguió su rutina matutina de todos los días y subió a su observatorio privado para observar el Sol y sus manchas oscuras. Al proyectar la imagen solar en una pantalla lo que presenció ese día lo dejó atónito: observó, por varios minutos, unos abrillantamientos sobre un grupo de manchas solares que indicaban una enorme explosión en la superficie de nuestra estrella. Unas horas después los punteros de las brújulas en la Tierra comenzaron a vibrar intensamente y al atardecer de ese mismo día se llenó el cielo de espectaculares auroras boreales que se registraron incluso hasta en Panamá. Carrington había hecho el primer registro de una tormenta solar, la más intensa nunca antes registrada en la Tierra. Este fenómeno natural, que ocurrió a mediados del siglo XIX, no ocasionó grandes desgracias, pero hay una diferencia fundamental con nuestro tiempo: en aquella época no vivían en la era espacial ni en un mundo globalizado.
 
En febrero de 2010 un grupo de expertos llevó a cabo un simulacro de la ocurrencia y los posibles efectos en la Tierra de una supertormenta solar (similar al evento de Carrington) en las instalaciones de la NOAA en Boulder, Colorado, Estados Unidos de América. El estudio era una colaboración entre la NASA y una comisión europea, para conocer cuales serían las afectaciones y la respuesta ante un fenómeno solar extremo. Los expertos concluyeron que la ocurrencia de una supertormenta solar ocasionaría efectos catastróficos y en tan sólo 5 días posteriores a la gigantesca explosión ocurrida en el sol, se produciría un apagón tecnológico en amplias zonas del mundo. El estudio mostró también que las agencias de seguridad nacional de los países desarrollados no se habían preparado para afrontar un evento natural de esa magnitud e hicieron recomendaciones contundentes a los gobiernos de países de Europa y Estados Unidos para promover estudios conjuntos de clima espacial que ayuden a prevenir y atenuar los daños que pueden ocasionar estos fenómenos naturales extremos. Hace apenas un par de años, el 23 de julio de 2012, la nave espacial STEREO A registró la ocurrencia de una supertormenta solar, que si hubiera pasado en la dirección de la Tierra habría ocasionado los daños que mencionamos anteriormente. al principio del artículo. Este ha sido el registro mas extremo de una tormenta solar por una nave espacial. Afortunadamente para nosotros en esa ocasión nos salvamos de una catástrofe, ya que en ese momento nuestro planeta no se encontraba en la dirección de propagación de la tormenta.
 
¿Ocurrirá nuevamente?
 
Se conoce que el Sol es una estrella que tiene un ciclo de actividad con un periodo aproximado de 11 años. El Sol, como si se enojara de cuando en cuando, tiene frecuentes explosiones en su superficie que se incrementan en el llamado máximo solar. Se sabe que han ocurrido y van a ocurrir supertormentas solares, pero, de la misma forma que con los sismos o los huracanes en la Tierra, no se puede predecir todavía, cuándo y dónde va a ocurrir la próxima tormenta solar.
Vivimos, como humanidad y como país, en una era en que nuestra dependencia de la tecnología espacial, las telecomunicaciones y nuestros sistemas de suministro de energía, nos hacen muy vulnerables a los efectos ocasionados por tormentas solares intensas. Por lo mismo, es muy importante estar al pendiente del estado del sol, el medio interplanetario, el entorno magnético terrestre y las capas altas de la atmósfera, mediante los instrumentos que registren su actividad y los mecanismos de alerta temprana que den aviso del desarrollo de posibles amenazas.


No en balde la Oficina para el Uso Pacifico del Espacio de la Organización de las Naciones Unidas (UNOOSA) ha hecho recomendaciones a todos los países miembros para promover el estudio y monitoreo del clima espacial y establecer protocolos de protección civil referentes a las posibles afectaciones en la Tierra por actividad solar extrema. México no está exento a estos escenarios globales y como un país pujante en vías de desarrollo necesita, por razones de seguridad nacional, tener un monitoreo permanente de estos fenómenos y establecer protocolos para definir acciones que prevengan y atenúen las afectaciones a los servicios y población en general.
 
¿Cómo se prepara México para la posible ocurrencia de éste fenómeno?
 
El Congreso de la Unión, aprobó este año una modificación a la Ley de Protección Civil para incluir desastres ocasionados por fenómenos astronómicos,  definiendo a éste término como:
“Fenómeno astronómico: Eventos, procesos o propiedades a los que están sometidos los objetos del espacio exterior incluidos estrellas, planetas, cometas y meteoros. Algunos de éstos fenómenos interactúan con la tierra, ocasionándole situaciones que generan perturbaciones que pueden ser destructivas tanto en la atmósfera como en la superficie terrestre, entre ellas se cuentan las tormentas magnéticas y el impacto de meteoritos.”[1]
 
Así mismo se refiere a un desastre con la siguiente descripción:
 
“Desastre: Al resultado de la ocurrencia de uno o más agentes perturbadores severos y o extremos, concatenados o no, de origen natural, de la actividad humana o aquellos provenientes del espacio exterior, que cuando acontecen en un tiempo y en una zona determinada, causan daños y que por su magnitud exceden la capacidad de respuesta de la comunidad afectada.”[2]
 
Para el caso particular de los desastres ocasionados por fenómenos astronómicos la misma ley plantea que tres entidades del gobierno; la Coordinación Nacional de Protección Civil, el Centro Nacional para la Prevención de Desastres y la Agencia Espacial Mexicana se deben coordinar para desarrollar y promover las políticas públicas tanto en materia de prevención de éste tipo de desastres ocasionados por objetos o fenómenos provenientes del espacio exterior, como en la mitigación de los efectos ocasionados por estos mismos.[3]
 
Por otra parte, y a efecto de contar con información que permita conocer con cierta antelación la posible ocurrencia de un “fenómeno astronómico” la ley obliga a concentrar la información astronómica que se encuentre dispersa en el país.[4]
 
Al respecto la UNAM ha respondido al reto del estudio del clima solar y está en el lanzamiento de un servicio el cual está a cargo del Instituto de Geofísica tal como se relata en el articulo siguiente: “Creación del Servicio de Clima Espacial-México (SCIESMEX)”.



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Revista Hacia El Espacio de divulgación de la ciencia y tecnología espacial de la Agencia Espacial Mexicana.