WILHELM RÖNTGEN

Wilhelm Röntgen

Fecha: 2015-06-01


 

 

Wilhelm Konrad von Röntgen; nace en Lennep, (en ese entonces Prusia) hoy Remscheid, Alemania en el año 1845. Estudió en el Instituto Politécnico de Zurich y posteriormente ejerció la docencia en la universidad de Estrasburgo, Alemania.
 
Sus investigaciones, al margen de su célebre descubrimiento de los rayos X se centraron en diversos campos de la física, como los de la elasticidad, los fenómenos capilares, la absorción del calor y los calores específicos de los gases, y la conducción del calor en los cristales y la piezoelectricidad.
 
En la tarde del viernes 8 de noviembre de 1895, Röntgen estaba trabajando solo en su laboratorio personal. Buscaba aclarar la naturaleza de los rayos catódicos, si eran partículas o eran ondas; mientras se hallaba experimentando con corrientes eléctricas en el seno de un tubo de rayos catódicos; tubo de cristal en el que se había practicado previamente el vacío, observó que una muestra de platino-cianuro de bario colocada cerca del tubo, emitió una fluorescencia cuando éste se encontraba en funcionamiento, ésta desaparecía cuando desconectaba la corriente.
 
Röntgen puso entonces en el camino de los rayos un naipe de la baraja que se mostró transparente a los mismos como, de hecho, también lo hizo el mazo de cartas entero. Un libro arrojó sólo una débil sombra en la pantalla iluminada, lo que reveló a Röntgen que los rayos viajaban en línea recta. Cuando a continuación sostuvo una pequeña lámina de plomo frente al haz quedó sorprendido al observar, detrás de la sombra del plomo, el perfil de sus dedos y la imagen de sus huesos.
 
Para explicar tal fenómeno, Röntgen argumentó que, cuando los rayos catódicos (electrones) impactan con el cristal del tubo, se forma algún tipo de radiación desconocida capaz de desplazarse hasta el producto químico y provocar en él la luminiscencia.
 

 

Posteriores investigaciones revelaron que el papel, la madera y el aluminio, entre otros materiales, son transparentes a esta forma de radiación; así mismo encontró que esta radiación velaba las placas fotográficas.
 
El físico alemán logró determinar que los rayos se propagaban en línea recta, y también demostró que eran de alta energía, pues ionizaban el aire y no se desviaban por los campos eléctricos y magnéticos.
 
Pronto descubrió que esos rayos a los que él llamó "rayos incógnita", o lo que es lo mismo “rayos X”, (también se conocen con el nombre de rayos Röntgen) atravesaban distintos tipos de materiales como papel, madera, una delgada lámina de alumnio, etc., pero el plomo no.
 
Al no presentar ninguna de las propiedades comunes de la luz, como la reflexión y la refracción, Roentgen pensó erróneamente que estos rayos no estaban relacionados con ella. En razón, pues, de su extraña naturaleza, denominó a este tipo de radiación rayos X.
Roentgen intuyó inmediatamente la posibilidad de la aplicación del descubrimiento al campo de la Medicina, y llevó a cabo él mismo la primera observación radiográfica de los huesos.
 
El descubrimiento de los rayos X supuso una revolución en los campos de la física y principalmente en la medicina, y buena parte del mundo científico se volcó en su estudio. Su descubrimiento hizo que la radiología fuera contemplada como una rama de la ciencia y señaló el comienzo de la era de la electrónica, además de proveer a la medicina de un nuevo método de diagnóstico.
 
El 22 de diciembre de 1895, un día memorable, se decide a practicar la primera prueba con humanos. Puesto que no podía manejar al mismo tiempo su carrete, la placa fotográfica de cristal y exponer su propia mano a los rayos, le pidió a su esposa que colocase la mano sobre la placa durante quince minutos. Al revelar la placa de cristal, apareció una imagen histórica en la ciencia. Los huesos de la mano de Berta, con el anillo flotando sobre estos: la primera imagen radiográfica del cuerpo humano. Así nace una de las ramas más poderosas y excitantes de la Medicina: la Radiología.
 
El 28 de diciembre de 1895, Roentgen hizo llegar a una revista científica y a los principales físicos de Europa un documento en el que detallaba su descubrimiento, acompañado de la radiografía de la mano de su esposa.
 
Como era fácil producir los rayos X, pronto se popularizaron en comercios y lugares públicos, siendo utilizados de forma banal, hasta que se dieron cuenta de su peligro. Entonces se restringió su uso a la medicina.
 
Por otra parte, noticias falsas de la divulgación de los estudios acerca de las extraordinarias propiedades de los rayos X tuvieron un gran impacto social. Algunos ignorantes detractores intentaron vetarlos; ya que argumentaban, que con ellos era posible ver a las mujeres desnudas; y los mercachifles se aprovecharon del desconocimiento general, al extremo de que varios fabricantes de ropa interior se enriquecieron notablemente vendiendo prendas anti-rayos X. El absurdo llegó hasta los legisladores; en el estado de Nueva Jersey se prohibió instalar rayos X en los gemelos de teatro (doble anteojo de poco alcance usado en salas de teatro), para salvaguardar la intimidad de las coristas.
 
El inventor e industrial norteamericano Thomas Edison, enterado de la existencia del descubrimiento, se puso en contacto con el sabio alemán, insistiendo para comprarle la patente de los rayos X, a lo que Roentgen se negó rotundamente, pues consideraba los beneficios de su invento patrimonio de la humanidad. Aunque se resignó a no conseguir a la patente, Edison instaló en la Exposición Eléctrica de Nueva York de 1896 una atracción en la que por unas monedas se podía meter la mano frente a un aparato de rayos X que proyectaba los huesos sobre una pantalla fluorescente. El encargado de la atracción, después de unas semanas de trabajo, perdió la piel de la mano por quemaduras profundas y falleció a causa de la subsiguiente infección; fue la primera víctima de la historia de la radiación.
 
En 1914 estalló la Primera Guerra mundial y Röntgen se refugió en una casa de campo que tenía en Wilheim, en los Alpes bávaros. Durante ese tiempo murió su mujer Bertha (1919) y también se esfumó su fortuna tras el colapso del marco después de la guerra. A partir de entonces vivió modestamente, renunció a su plaza de profesor y su salud empezó a resentirse. Posteriormente, murió en 1923 en Munich a consecuencia de un cáncer intestinal.
 
 



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