¿Qué pasará con los miles de ositos de agua (tardígrados) que fueron llevados a la Luna?

Ana Cristina Olvera

Fecha: 2019-08-29


Representación gráfica de un Tardígrado | Foto: Wired

 

En entrevista con Tangible, Nova Spivak comparte la razón por lo que decidió incluir microscópicos pasajeros en su envío lunar, y por qué reveló de manera inesperada el secreto hace pocos días.

 

La sonda israelí Beresheet (Génesis o El origen) de la empresa Space IL —surgida de la competencia Google Lunar X Prize— pretendía convertirse en la primera misión de financiación privada en posarse sobre la superficie helénica y coronar a Israel como el 4 país en lograr el sueño lunar.  Aunque se estrelló el pasado 11 de abril por fallas en los propulsores de aterrizaje, arrebatándole estos anhelados títulos, una de sus cargas útiles, colocada por la Fundación Misión Arca -Arch Mission Foundation- podría convertirlo en el faro de la civilización humana en un futuro lejano.

 

El empresario estadounidense, Nova Spivak, el artífice detrás de esta fundación, cuyo principal objetivo es hacer una copia de respaldo del conocimiento humano que no pueda destruirse y dure por miles de millones de años para ser encontrada por otras civilizaciones, compró un espacio en la misión para colocar 25 láminas de níquel de un grosor microscópico conteniendo 60 mil páginas de libros grabadas en alta resolución, incluyendo una copia casi entera de los contenidos de la Wikipedia en inglés: Una Biblioteca Lunar: Génesis -THE LUNAR LIBRARY: GENESIS.

 

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Imagen coloreada de un tardígrado captada con microscopio electrónico | Foto: SHUTTERSTOCK / EPV

 

Sin embargo, de último minuto y sin dar aviso, ni siquiera a los responsables científicos y técnicos de la misión, mucho menos a ninguna instancia gubernamental o autoridad, decidió hacer lo que él llama “un gesto artístico- la marca de vida de la Tierra”. Incluyó entre las láminas del tamaño de un DVD, resina epóxica que en su interior encapsulaba muestras biológicas de ADN contenidas en folículos pilosos de 25 voluntarios de una variedad de orígenes étnicos y miles de tardígrados, considerados los seres vivos más resistentes del planeta y los cuales —se cree— pudieron haber sobrevivido al impacto y estar ahora esparcidos sobre su superficie.

 

¿Qué son los tardígrados?

Estos diminutos animalitos han fascinado a los científicos desde su descubrimiento en el siglo XVIII por el geólogo alemán Johann August Ephraim Goeze. Sus sorprendentes características e inigualable capacidad de sobreponerse a cualquier adversidad que les pueda presentar la Tierra los hace únicos, a pesar de su diminuto tamaño de 500 micrómetros.

 

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El tardígrado puede pasar treinta años sin comer ni beber | Foto: Especial f


 

Según la Dra. Rosa de la Torre, Gerente del Laboratorio de Bioclimatología y Radiación Ultravioleta en el área de atmósfera del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial de España (INTA), pueden resistir condiciones muy extremas: temperaturas de 100 grados centígrados bajo cero, hasta 150 grados sobre cero; presión de hasta 6 mil atmósferas; y radiación ultravioleta extraterrestre muy extrema.

 

La resistencia de estos, también llamados ositos de agua, se debe a que son capaces de entrar en en un estado latente. Es decir, un estado criptobiótico que les permite perder hasta un 80% del agua que disponen en su cuerpo. En este estado son capaces de sobrevivir durante muchos años. “Se han realizado estudios en los que, después de 30 años de permanecer en estado latente, eran capaces de reactivarse cuando volvían a entrar a unas condiciones óptimas con temperaturas adecuadas, alimentación adecuada y humedad adecuada”, afirma la científica.

 

No es su primer viaje al espacio

Por sus peculiares características, estos extremófilos ya han sido protagonistas de emocionantes aventuras espaciales, y también se plantea seguirlos utilizando como conejillos de india para comprender cuáles son las características de un organismo vivo que los hace sobrevivir a la adversidad del espacio exterior.

 

“Se han realizado ya experimentos en el espacio de una misión en la que nosotros también tomamos parte con el satélite Foton-M3, durante 10 días en el espacio, y se comprobó que podían sobrevivir a estas condiciones tan extremas espaciales en un satélite que orbitaba alrededor de la Tierra a unos 250 kilómetros de altura” asegura la científica del INTA. Se comprobó que, después de estar expuestos a la radiación extraterrestre y cósmica, ciclos de temperatura de -30 a 30 grados centígrados y a la microgravedad, que, al regresar a la Tierra, habían sobrevivido en un 68% y eran capaces de reproducirse.

 

Otro experimento recientemente realizado por esta institución española, del 2014 al 2016 en la Estación Espacial Internacional, con organismos detectados y seleccionados en España, está en proceso de análisis para registrar los efectos de las condiciones del espacio en la vida microbiana.

 

El resultado de este tipo de investigación se podría utilizar para la creación de una base de datos de biomarcadores que, a bordo de las nuevas naves y robots que explorarán otros mundos, puedan ayudar a identificar la vida en otros planetas.

 

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Fotografía de la Biblioteca Lunar | Foto: Arch Mission Foundation

 

Un faro lunar (#moonbeacon)

 

En entrevista exclusiva con Tangible, Nova Spivak comparte los detalles de la razón por la cual decidió incluir microscópicos pasajeros en su librería y por qué reveló de manera inesperada el secreto hace pocos días, dejando mudos a propios y extraños.

 

“Planeamos posiblemente contarle al mundo acerca de los Tardígrados en el futuro cercano, como una forma de atraer más atención a la misión, para que la Biblioteca Lunar sea recordada en la historia por más tiempo, y potencialmente podría redescubrirse más fácilmente en un futuro lejano. Este anuncio sorpresa fue diseñado para ser un "huevo de Pascua" en Beresheet, y se llamó "Proyecto Moon Beacon" (Proyecto Faro Lunar).”

 

“La atención de las noticias al anunciar Moon Beacon generaría un meme viral que implantaría un "faro" (#moonbeacon) en los medios e historia mundiales, para marcar la ubicación de la Biblioteca Lunar en este momento, en la Luna. La idea es que si alguien en algún lugar (como en la Tierra) en el futuro distante encontrara y leyera algún fragmento de registros antiguos de nuestra civilización, podría notar referencias a este extraño evento en los medios o la historia de nuestro tiempo. Al notarlo, podrían redescubrir la ubicación de la Biblioteca Lunar perdida en la Luna, que contiene los registros completos de la historia y el conocimiento humanos.

 

En otras palabras, este meme actúa como un mapa del tesoro para futuros historiadores y arqueólogos: es un mapa que conduce a la Biblioteca perdida en la Luna.”

 

 

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Fotografía de la Biblioteca Lunar | Foto: Arch Mission Foundation

 

La vulnerabilidad de la nueva carrera espacial

 

Pero además de dejar un rastro mediático e informativo que pueda algún día guiar a una civilización hacia nuestro legado, los pequeños ositos de agua también pretenden ser un llamado de atención a nuestra propia civilización sobre la manera en la que estamos avanzando hacia ser una especie que pueda esparcirse por el cosmos.

 

“El tema de interés aquí es cómo esto revela debilidades en el Tratado del Espacio Ultraterrestre que tiene ya décadas de antigüedad y el uso del tratado por algunos abogados y reguladores del espacio para tratar de justificar las regulaciones excesivas de los gobiernos. También revela cuestiones de privacidad y libertad en el espacio, así como cuestiones de Protección Planetaria (la Luna no es un destino protegido), y la cuestión de cómo ajustar la política y la ley espacial a la realidad de que el espacio ya no es dominio exclusivo de agencias espaciales gigantes de gobiernos y de los científicos. la nueva era espacial está descentralizando el espacio y haciéndolo accesible para todos.”, escribe Spivac en un correo electrónico a Tangible.

 

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Fotografía de la Biblioteca Lunar | Foto: Arch Mission Foundation

 

Y se plantea las siguientes preguntas: “¿Deberían los actores privados tener los mismos derechos y libertades que disfrutan en la Tierra en sus actividades en el espacio? ¿En qué punto deberían participar los gobiernos y cuánta regulación es demasiado? ¿Debería cada átomo y molécula y parte de una nave espacial pasar por la aprobación del gobierno, o toda la carga, o solo la nave espacial en su conjunto? ¿Qué es un "objeto espacial" y qué no? ¿Qué es la supervisión razonable versus la supervisión onerosa e innecesaria? ¿Dónde deberían trazarse las líneas en la economía espacial cambiante en que vivimos hoy?”

 

“Algunos abogados y reguladores espaciales pueden usar esto para tratar de reducir aún más, mientras que otros están molestos porque esto puede hacer que sea más difícil y costoso obtener la aprobación de las cargas útiles. En mi opinión, esto no debería cambiar nada: las políticas están bien. Lo único que debe ajustarse es, quizás, mejorar ligeramente el proceso de divulgación y transferencia de cargas, con la adición de un formulario único. El Tratado del Espacio Ultraterrestre también se puede actualizar para definir más claramente algunos términos. Eso es todo lo que se necesita.”

 

¿Colonizarán la Luna?

 

Sin duda estos extraordinarios seres podrían sorprendernos conservando sus capacidades en espera del elemento clave para reactivarse y colonizar la Luna: agua. Pero, ¿hay agua en la Luna?

 

El Dr. Jesús Martínez Frías, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Instituto de Geociencias de la Universidad Complutense de Madrid, quien tiene como una de sus principales objetivos el estudio de la habitabilidad de la Luna y Marte, asegura en entrevista que el agua existe de tres maneras en nuestro vecino cósmico. “Un agua intraformacional en las rocas. Que es un agua muy prístina, muy primigenia que ha quedado ahí porque la Luna es un gigantesco fósil. Como no ha tenido actividad geológica, las únicas modificaciones que ha tenido en los materiales son las producidas por los impactos.” Por lo que el agua sólida autóctona que hay en la Luna está relacionada con su origen, como un mineral más en la formación de las rocas.

 

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Áreas apuntas por el Orbitador de Reconocimiento Lunar como posibles repositorios de agua en el polo sur de la Luna | Foto: NASA Goddard

 

La segunda manera en la que se encuentra el agua en este inhóspito paisaje es gracias a los cometas que, al pasar cerca, dejan un hielo alóctono que queda depositado en algunas zonas de los cráteres. El tercer tipo de agua que existe en la Luna se ha descubierto muy recientemente “el viento solar, fundamentalmente un viento protónico, está fundamentalmente constituido por hidrógeno y por helio, ese hidrógeno interactúa con el oxígeno que hay en lo óxidos y en los silicatos del regolito, del suelo de la Luna, y forma hielo. Es decir que, ahora mismo, existe un proceso de formación de hielo en la Luna.”

 

Desafortunadamente, el tipo de agua que los tardígrados necesitan para prosperar y recuperar sus capacidades para vivir, agua líquida, es inexistente. Por lo que, a decir de los científicos, es muy poco probable que sobrevivan.

 

Ni tampoco que tengan cualquier otro tipo de interacción con los minerales que pudiera alterar de alguna manera las condiciones actuales. Sin embargo, ambos contemplan con emoción la remota posibilidad de que pudieran ser ubicados y recuperados por futuras misiones, y así, ayudarnos a descubrir qué es lo que realmente sucede con estos intrépidos seres que se atreven a vivir en los lugares más extremos de la Tierra y cómo podrían ayudarnos en nuestra intención de convertirnos en una especie multiplanetaria.

 

Sin embargo, según afirma el investigador con más de 200 artículos científicos publicados, en Luna se pueden hacer experimentos biológicos.Existen distintas categorías de protección planetaria y nuestro satélite entra dentro de la categoría dos. Es decir, no existen requisitos tan duros para la protección biológica o geológica de su ecosistema, a diferencia de otros cuerpos como Marte, donde aún se busca la existencia de vida presente o pasada.

 

Por lo cual “los experimento biológicos son fundamentales. Igual que se hacen en la Estación Espacial Internacional, es fundamental comprobar la robustez de la vida, comprobar si es posible utilizar el regolito para el cultivo de plantas, si es posible utilizar el regolito para la extracción de oxígeno. Es uno de los temas en los que además me estoy involucrando intensamente, y es la utilización, desde la geología, de cómo nosotros podemos, comprendiendo las rocas y los minerales, utilizar ese suelo lunar para distintos objetivos. Fundamentalmente, la extracción de oxígeno a partir de los óxidos lunares.”

 

Publicado originalmente en Tangible - El Universal, con permiso de la autora.



Etiquetas: Oso de Agua,Tardígrado,extremófilo,extremo,Estación,

Revista Hacia El Espacio de divulgación de la ciencia y tecnología espacial de la Agencia Espacial Mexicana.