PROGRAMA ESTUDIANTIL ESPACIAL

proyecto

José Rios

Fecha: 2014-03-01


Programa espacial estudiantil

En la Escuela Internacional de Panamá, el laboratorio de cómputo y el de ciencias crean el programa de espacio cercano.
 
Orígenes
 
En 2009, apareció una noticia en los medios digitales, sobre dos estudiantes del MIT que habían tomado fotos de la curvatura de la tierra con menos de $150. Usaron una nevera de foam, una cámara Canon y el GPS de un celular Motorola prepago, adheridos a un globo meteorológico lleno de helio logrando así alcanzar el borde del espacio. Esa notica fue el campanazo que nos anunciaba que no era necesario un presupuesto millonario para llegar al espacio.
Con varias ideas de cómo se podría realizar un proyecto similar, le propuse a mi colega Erika Arauz del laboratorio de ciencias que creáramos un proyecto permanente, acotando desde el principio que deseábamos crear algo más elaborado y sobre todo científico. Fue así como decidimos muy claramente el propósito de nuestro proyecto: “estimular a los muchachos a integrar la tecnología disponible para hacer ciencia”. Era una oportunidad única para llevar a la práctica lo aprendido en el aula.                        

Entonces creamos el “Near Space Program” o programa del espacio cercano, pues es ahí a donde buscábamos llegar, a la estratosfera a unos 30,000 metros de altura donde empieza el borde del espacio. Comenzamos con el reclutamiento del grupo de estudiantes para esta aventura, seleccionando a chicos que se caracterizaran no solo por su desempeño académico, sino más bien, por su actitud ante los retos.
 
Siguiendo el propósito original del programa, decidimos dividir a los chicos según su asignatura favorita o por sus habilidades, así creamos los grupos de Física, Electrónica, Ciencias Ambientales, telemetría y documentación. El equipo de física está a cargo de estimar la velocidad de ascenso y descenso y la cantidad de gas a usar y, basado en esos datos, proveer una predicción del lugar de aterrizaje. El equipo de electrónica se encargaría de diseñar, configurar y, en algunos casos, construir el equipo científico y de navegación. Ciencias ambientales estaría a cargo de analizar la data colectada y los chicos de telemetría estarían monitoreando en todo momento la trayectoria de la cápsula. Cada reunión y cada dato colectado sería registrado, filmado o fotografiado  por los miembros del equipo de documentación. Una vez completado el equipo de trabajo, nos dimos a la tarea de diseñar la cápsula Hamzah-1. Usamos ese nombre en honor a un estudiante que falleciera un año antes. A un costado de la cápsula se adhirió el manuscrito de un poema escrito por él.
 
Primer Lanzamiento.
 
Fue necesario, además de  contar con la aprobación de la escuela, esperar casi tres meses la aprobación  por parte de las autoridades aeronáuticas, así como dar parte a la policía, pues estaríamos siguiendo la cápsula a lo largo de un área privada. Llegamos a la zona recomendada por la autoridad aeronáutica el 3 de marzo de 2013 a las 7:30 de la mañana con una mezcla de emociones, que van de la total excitación de la aventura al miedo ante lo que pudiera pasar, pues las expectativas eran muy altas y no teníamos la certeza de que las cosas salieran bien. Sin embargo, nuestros muchachos con su entusiasmo nos recordaban que estábamos ahí con un simple propósito: hacer ciencia. Ya desde el inicio habíamos conversado con los estudiantes sobre la posibilidad de que las cosas salieran mal y que de darse esa circunstancia la respuesta sería una sola: “Lo volvemos a hacer”. Y esa frase se ha convertido prácticamente en un slogan para nosotros.
A las 9:20 minutos liberamos el globo. Al verlo subir y subir hasta desaparecer, nuestros corazones no paraban de bombear como nunca antes. Al apreciar como la cápsula pintada de naranja y amarillo se perdía de vista, nos dimos cuenta de la realidad, habíamos enviado un objeto al espacio cercano.
 
Una hora después del lanzamiento, se perdió la señal de telemetría; pero esa era una buena notica, eso significaba que había pasado la zona de cobertura y estaba volando tal lo previsto. Por seis largas horas no volvimos a tener rastro y, cuando ya habíamos decidido volver a la ciudad, apareció nuevamente la señal de telemetría en pantalla, a unos 60 kilómetros de donde estábamos. Con ayuda de nuestro equipo de navegación nos acercamos a la propiedad de una familia de pescadores en el área del Puerto Caimito, convencidos de que detrás de su casa estaba nuestra cápsula y así fue. Gritos de alegría y emoción se pudieron escuchar por toda el área cuando la cápsula fue vista en el piso.  Ese día nos dimos cuenta  que no hay imposibles y que con la aplicación de las ciencias y el uso de tecnología básica, es posible ir al espacio y crear nuestros propios experimentos.
 
Horizon-1
 
Para nuestro tercer lanzamiento,  nuestra solicitud fue aprobada en 48 horas, lo cual fue una muestra de que ya se nos tomaba en serio.  Regresamos cerca de la zona recomendada por las autoridades aeronáuticas, pero esta vez teníamos permiso de usar el aeropuerto internacional recién inaugurado, eso sí, siguiendo instrucciones de la torre de control. Para este lanzamiento íbamos con el explícito propósito de filmar la curvatura de la tierra y ver la ionosfera, debido a esto nombramos la capsula Horizon-1.
 
Antes no habíamos podido filmar esa área por quedarnos sin energía, de modo que el equipo de electrónica debió trabajar en una fuente de poder que nos mantuviera el equipo funcionando por más de 6 horas. Los resultados fueron impresionantes, manejando la cantidad de gas en el globo, alcanzamos los 27,977 metros de altitud y logramos un impresionante vídeo de nuestro país desde donde se alcanza a ver los dos océanos. Pero aún más impresionante para nosotros, son las 20,000 líneas de datos que obtuvimos. Logramos medir, altitud, temperatura, presión, humedad, luminosidad, velocidad y luz infra roja entre otros parámetros. El diseño de la cápsula fue tan exitoso que la misma cayó sobre el mar y floto casi 24 horas antes de que la rescatáramos. Cuando por fin la tuvimos, el equipo dentro de ella estaba intacto.
 
IAMS
Una vez demostrado que nuestro método funciona, decidimos aumentar la apuesta. Estamos creando la organización llamada “International Atmospheric Monitoring System” con el fin de invitar a otros países para realizar el lanzamiento al mismo tiempo. Este lanzamiento tiene el propósito de colectar información científica que  colocaremos en una base de datos de acceso público para que cualquier estudiante o investigador tenga la oportunidad de usar la data colectada por todos los equipos y la posibilidad de hacer incomparables análisis. Tenemos ya confirmación de Brasil, Colombia y estamos contactando México, Uruguay y Argentina. Lo ideal sería tener un equipo en cada país a lo largo del continente para tener un monitoreo más completo de la atmósfera.
Con ese afán estamos invitando a colegios, universidades y público interesado en el espacio, a unirse a nuestra organización, compartir experiencias, datos y tecnología, pues solo juntos podemos crear nuestra propia experiencia espacial.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jose Rios
Escuela Internacional de Panamá
Laboratorio de Computo



Etiquetas: Programas,espaciales,Escuela,educación

Revista Hacia El Espacio de divulgación de la ciencia y tecnología espacial de la Agencia Espacial Mexicana.