Hacia el encuentro de núcleos congelados

Elizabeth Chacón Baca

Fecha: 2017-10-20


Entre todos los cuerpos del Sistema Solar, los cometas destacan no solamente por su espectacular y nítida belleza sino porque se consideran los cuerpos menos alterados del sistema solar, y por tanto, son los que podrían revelar con mayor precisión la composición primordial del disco protoplanetario a partir del cual se originaron el sol y los planetas hace aproximadamente 4600 Ma (millones de años). Los cometas son cuerpos celestes de diámetros que oscilan entre unos cientos de metros hasta varias decena de kilómetros, con una  densidad menor que la del agua (.06g/cm3) por lo que se consideran que sus núcleos congelados son sólidos fofos; además, tienen un albedo muy alto, es decir, que su superficie refleja casi toda la raicaciódn incidente. Dependiendo de su región de procedencia, los cometas exhiben diferentes periodos orbitales; generalmente los de periodo corto proceden del cinturón de Kuiper, mientras que la nube de Oorts, una vasta región esférica de hielos cometarios que rodea al Sistema Solar, es el reservorio de donde provienen los cometas de largo periodo cuando sufren perturbaciones galácticas que los propulsa hacia el interior del Sistema Solar. Cuando los cometas son proyectados hacia el interior del sistema solar, pueden desarrollar una cola resplandeciente derivada de la evaporación del núcleo cometario, dada la proximidad al sol y la acción de la radiación y el viento solar en su punto mas cercano (perihelio). Las técnicas de estudio se han basado fundamentalmente en el análisis fotométrico y espectroscópico de más de 100 cometas en los que se han detectado una gran variedad de moléculas químicas y radicales libres. Así, los cometas se componen de polvo, hielos y material refractario (silicatos como piroxenos y olivinos) y hielos o clatratos que encierran diversos volátiles, que teóricamente han permanecidos congelados desde su formación en forma de hielos orgánicos (hielos de agua, de monóxido de carbono, bióxido de carbono, sulfuro de hidrógeno, ácido fórmico, metano, amoniaco y ácido cianhídrico y hasta el aminoácido glicina). Y si los cometas conservan una composición pristina entonces todas estas sustancias químicas son algunos remanentes de aquélla Nebulosa primigenia a partir de la cual se formó nuestro sistema solar. Aún mas se cree que los cometas además del reservorio químico, aportaron un porcentaje significativo del oceáno (hasta un 50% de agua se considera de origen cometario). Aunque este punto sigue en debate, las nuevas observaciones del cometa Hartley 2 muestran que esta compuesto por agua con una composición similar a la del océano terrestre, lo cual apoya ésta idea.

Durante las primeras etapas en la historia geológica de la Tierra, hace aproximadamente 4100 Ma existió un periodo en el que aumentó la frecuencia de colisiones e impactos cometarios que impactaron a todos los planetas intensamente y que se conoce como Bombardeo Pesado Tardío, que acabó hace 3800 Ma, cuando ya quedaba poco material planetesimal y por tanto, la frecuencia de colisiones. Tanto la Luna como los planetas rocosos como Mercurio, Marte (y probablemente Venus) aún conservan los cráteres de esta etapa, pero en la Tierra se han desvanecido debido a la dinámica tectónica de placas y erosión continuas. De este modo el inventario químico contenido en los cometas proveyó de moléculas orgánicas a la Tierra primitiva, lo cual aceleraría las síntesis químicas de precursores prebiológicos a partir de compuestos inorgánicos (proceso conocido como evolución química) que eventualmente condujeron al origen de la vida. Específicamente se ha demostrado que el ácido cianhídrico (HCN) es precursor esencial para diversas biomoléculas como aminoácidos, azúcares, ácidos grasos y bases. Y  aunque hoy sea considerada como un veneno para la vida, en tiempos ancestrales la sola presencia del HCN pudo haber promovido una gran diversidad de reacciones químicas conducentes a moléculas orgánicas más complejas.

 

Las apariciones frecuentes de cometas han sido registradas desde el principio de la historia, tal como demuestran las primeras descripciones de cometas en los archivos históricos de la dinastía Shang (1600-1046 BC). Confucio (551–479 BC) hace referencia a un cometa que probablemente se trata del cometa Halley; de hecho Edmund Halley pronosticó su regreso con gran precisión estableciendo un ciclo de 76 años para el cometa que llevaría su nombre a la fama.

Antes del interés científico, a los cometas se les asociaba con perjurios y señales casi apocalípticas ligadas a la historia humana. En efecto la vida en nuestro país registraba uno de los episodios de mayor impacto cuando en mayo de 1910 el cometa Halley surcó los cielos de la capital mexicana; así lo percibió Jose Guadalupe Posada en su grabado “La Llegada del Cometa” donde retrató el rostro de Madero en el centro del cuerpo celeste y a Porfirio Diaz en la cola del cometa. En contraste con éstas anécdotas históricas, para el mundo científico los cometas representan un acervo pristino que, lejos de traer destrucción y malos presagios a la Tierra, trajeron una diversidad química de gran relevancia para el origen de la vida en nuestro planeta.

 

Aunque mucho se ha escrito sobre modelos cometarios y su contribución potencial a la evolución química y al agua del océano, quedan muchas incógnitas respecto a su composición variable y a su grado de alteración, incógnitas que muy probablemente se revelen pronto con los hallazgos de la misión cometaria espacial bautizada como Rosetta, en honor a esa roca granítica de las estelas egipcias que fue clave en el desciframiento de los jeroglíficos del antiguo Egipto.

 

Con objeto de visitar la superficie del cometa 67P/Churyumov—Gerasimenko la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó en 2004 la sonda espacial Rosetta, que después de orbitar varias veces al Sol y alinearse con las trayectorias de la Tierra y Marte para impulsarse hasta la órbita de Júpiter (hasta los 800 000 Km), el 9 de junio de 2011

 

Rosetta se apagó para hibernar y ahorrar su energía. Justamente en enero 20 de este año, Rosetta “despertó” y se dirige hacia el encuentro con el cometa para estudiar su geología superficial el próximo mes de Noviembre de 2014. La mision de Rosetta nos recuerda que lejos de vivir bajo una amenzaza cósmica la humanidad está viviendo el privilegio de ser testigos de una tecnología digital antes sólo vislumbrada en la ciencia ficción….Nunca antes ninguna misión había llegado tan lejos de la Tierra ni tan cerca de un cometa, y aunque seguramente habrá nuevas incógnitas, la ansiosa espera de este encuentro espacial con viajeros congelados y pristinos será un evento de gran impacto global y un peldaño más dentro de la fascinante historia de logros espaciales que nos ha tocado vivir y que las futuras generaciones habrán de proseguir. 

Elizabeth Chacón Baca

Facultad de Ciencias de la Tierra, Universidad Autónoma de Nuevo León, (UANL), Carretera Cerro Prieto Km 8, Linares, Nuevo León, México 67700, México.

¿Quieres saber más?

 

Greenberg, J. M., Aigen, L. 1999. Morphological structure and chemical composition of cometary nuclei and dust, Space Science Reviews 90: 149–161, Kluwer Academic Publishers. Printed in the Netherlands.

 

Youtube Chasing a Comet, The Rosetta Mission, ESA

 

María de las Nieves Rodríguez y Méndez de Lozada 2007. La Celebración del Centenario de la Independencia de México en 1910 a través de algunos grabados de José Guadalupe Posada. Takwá / Núms. 11-12 , pp. 157-172

 

Chacon, E., 1991. Simulacion de un Nucleo Cometario en un Sistema Componente. Tesis de Licenciatura, UNAM

 



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Revista Hacia El Espacio de divulgación de la ciencia y tecnología espacial de la Agencia Espacial Mexicana.