The Brick Moon; Edward Everett Hale

Reseña

Vicente Bohórquez

Fecha: 2018-09-01


En una revisión a esas historias que fueron parteaguas en el imaginario de la ciencia ficción, nos encontramos con el trabajo de Edward Everett Hale y el planteamiento de un satélite artificial. Está historia, o mejor dicho, cuento, se remonta al año de 1869, ¡88 años antes de que fuera posible enviar uno!

 

Parte del encanto de la revisión de los clásicos de ciencia ficción es conocer cómo le hicieron los autores para resolver los problemas técnicos, algunas veces parecerán burdos si los comparamos –erróneamente-  con la tecnología actualmente disponible, pero probablemente en otros casos hayan sido fuente de inspiración para resolver las diversas situaciones que a lo largo de la carrera espacial se han presentado. Es decir, la imaginación como fuente para resolver problemas.

 

El autor

 

Edward Everett Hale, fue un escritor estadounidense del siglo XIX, nació en Massachusetts en 1822, y fue considerado un niño prodigio con grandes habilidades en la literatura. Estudió en Harvard y también fue pastor  de su comunidad influenciado por el lado materno.

 

Sus primeras publicaciones fueron a través del Atlantic Monthly y trataban de historias cortas donde apareció por entregas la obra objeto de la recomendación del mes: The Brick Moon.

 

Aunque muy cercano a la actividad pastoral, Hale fue en muchos sentidos un liberal activo sobre todo en los movimientos antiesclavitud, en fomentar la educación popular así como apoyar la inmigración irlandesa. Para ello se apoyó en la creación de revistas como Old and New así como Lend a Hand, donde difundir las ideas en las que creyó.

 

The ceremony for the driving of the golden spike at Promontory Summit, Utah on May 10, 1869; completion of the First Transcontinental RailroadContexto

 

El tiempo que le tocó a Edward Everett Hale , fue el del siglo XIX de la costa este del norte de los Estados Unidos. Una época revuelta y de construcción para el vecino país del norte. A nuestro autor le tocó en buena medida ser testigo de la guerra de secesión y de las luchas antiesclavitud y la incesante lucha por el reconocimiento a derechos que hoy en día nos son tan obvios, pero que en algún momento no lo fueron, como el derecho a no discriminar, a la educación a la libertad, al trato digno en el trabajo, derecho al voto de la mujer, entre otros.

 

Destaca en el año de publicación de las entregas de The Brick Moon, la conclusión del primer tren trasncontinental o, por lo menos el más largo del continente, que iba de Omaha, Nebraska hacia Oakland Long Wharf, en la bahía de San Francisco con una longitud cercana a los 3,000 Km. Asimismo durante la Guerra Civil estadounidense, Edward Hale sirvió en la Comisión Sanitaria liberal así como apoyó en diversos asuntos por lo que su sensibilidad aumentaría en pro del movimiento antiesclavista.

 

La obra

 

Brick Moon, es un cuento que ha sido identificado como de los primeros de ciencia ficción en los cuales se aborda la puesta en órbita de un satélite artificial. Fue una historia por entregas publicada hacia 1869 por el semanario The Atlantic Monthly  y está conformado por cuatro capítulos: la preparación, Cómo la construimos, realización e independencia.

 

La historia comienza exponiendo los conceptos de longitud y latitud, de su relevancia para la geolocalización, por ejemplo se habla de que junto con alguna referencia visual como la estrella polar se podría determinar la longitud respecto al plano imaginario del Ecuador pero para obtener la otra referencia, la latitud, la referencia es el meridiano de Greenwich, del cual no es posible del todo contar con un apoyo visual. Pero si se tuviera algo como los anillos de Saturno se podría tener una mejor referencia para determinar la posición en el plano cartesiano.

 

La idea para solventar dicho problema puede resultar un poco inocente pero el principio es aún válido y vale la pena transcribirlo (aquí vale una pequeña aclaración el cuento está disponible de manera libre debido a que los derechos ya caducaron, pero se encuentra en inglés por lo que la traducción es de quien recomienda):

 

“El plan era este: si desde la superficie de la Tierra, mediante una gigantesca resortera, pudieras disparar un guisante hacia arriba desde Greenwich, apuntando tanto hacia el norte como hacia arriba; si fuera tan rápido y lejos que cuando su poder de ascenso se agotara, y comenzara a caer, debería librar la Tierra, y pasar fuera del Polo Norte; si le hubieras dado el poder suficiente para atravesar la mitad de la tierra sin tocarla, esa arveja libraría la Tierra para siempre. Continuaría girando sobre el Polo Norte, sobre el lugar de la isla de Fiji, sobre el Polo Sur y Greenwich, para siempre, con el impulso con el que primero había despejado nuestra atmósfera y atracción. Si pudiéramos ver ese guisante mientras giraba en esa órbita conveniente, entonces podríamos medir la longitud a partir de eso, tan pronto como supiéramos qué tan alta era la órbita, así como si fuera el anillo de Saturno.”

 

Como se puede observar y sin entrar en muchos conceptos técnicos actuales, se trata del principio de puesta en órbita de un satélite, mismo que serviría para geolocalización ya que se tendría la información pertinente y constante a partir de mantenerse orbitando.

 

Nuestros personajes dilucidan sobre el material para construir ese enorme “guisante” y el más conveniente resultaba el ladrillo, de tal suerte se trataría de poner en órbita una Luna de ladrillo.  Ahora bien la geolocalización es un poco rudimentaria ya que se haría a partir de la observación a simple vista de la Luna de ladrillo.

 

Sin embargo, la tarea –desde entonces- no se antojaba fácil y tuvieron que esperar cierto tiempo para “madurar” y lograr el financiamiento requerido (para tener casi 150 años esta parte del cuento sigue vigente). Es interesante el planteamiento de que su aventura no la podría sufragar el gobierno, pero tampoco la iniciativa privada porque no verían ganancias de forma inmediata; se trataría de un esfuerzo prácticamente individual a favor de la humanidad.

 

El proyecto pasa por diversos impases, el más difícil está en función del inicio de la guerra de secesión por la cual los trabajos se ven afectados al ser requeridos los trabajadores empleados en la elaboración de ladrillos en un paraje alejado y dispuesto a convertirse en una suerte de plataforma de lanzamiento. La Luna de Ladrillo es elaborada evidentemente con forma esférica, con algunos receptáculos que fueron habilitados, por parte de los creadores del proyecto, como viviendas mientras seguía la construcción. Un buen día y, en un mal momento, la Luna de Ladrillo es despachada hacia la atmosfera y más allá con una tripulación que no supo ni que les pasó.

 

Los inventores desaparecen, pero en algún otro momento y mucho tiempo después es reportada y, reclamada, la existencia de un nuevo cuerpo celeste, el narrador de la historia relata el descubrimiento de la Luna de Ladrillo con los desparecidos incluidos. Mediante una adaptación a la clave morse comienza una comunicación a larga distancia, mediante la cual se cumplen dos situaciones dignas de señalar: La Luna de Ladrillo se convierte además de satélite, en una estación espacial y se utiliza un sistema binario de comunicación (base de las comunicaciones digitales).

 

The Brick Moon, es una referencia importante en la literatura de ciencia ficción donde podemos acercarnos a las preconcepciones fantásticas de personajes adelantaos a su momento.

Gracias al proyecto Gutemberg que pone a disposición versiones en distintos formatos de obras cuyos derechos de autor ya caducaron, podemos acceder a una compilación de cuentos de Edward Everett Hale, entre ellos The Brick Moon: http://www.gutenberg.org/ebooks/1633 

 

Source http://grin.hq.nasa.gov/ABSTRACTS/GPN-2003-00098.html



Etiquetas: Satélites,ciencia ficción,recomendación,reseña

Revista Hacia El Espacio de divulgación de la ciencia y tecnología espacial de la Agencia Espacial Mexicana.