Estamos en el comienzo de una revolución. El desarrollo espacial está creciendo a un ritmo vertiginoso. Nuevas empresas, nuevas aplicaciones y nuevos productos espaciales se anuncian todos los días. Constelaciones de satélites que prometen comunicar a todo el planeta, empresas de minería espacial que explotarán los recursos de los asteroides y planes de las potencias para colonizar la luna, son solo algunas de las pistas que nos indican que muy pronto el desarrollo espacial impulsará la economía global.
A pesar de todo esto, ninguna aplicación espacial puede concretarse sin la existencia de un lanzador que la ponga en el espacio. Los lanzadores, entonces, son los componentes más críticos del desarrollo espacial, ya que son complejos, voluminosos y caros. Es por esto que el desarrollo espacial requiere de lanzadores más sencillos, confiables y accesibles, lo que está impulsando una nueva carrera espacial en la que empresas innovadoras buscan dar servicios de lanzamiento de bajo costo, confiables y ágiles a través del empleo de innovaciones, nuevos materiales y nuevos métodos de fabricación.
Todo este fervor está causando que en la actualidad (enero de 2020), de acuerdo a estimaciones conservadoras, estén en desarrollo del orden de 120 vehículos de lanzamiento para colocar carga útil en órbita baja terrestre .El lector interesado puede consultar la tabla publicada en el NewSpace Index: https://www.newspace.im/launchers que muestra 117 proyectos de lanzadores.
Entre estos esfuerzos destacan, desde luego, los realizados por SpaceX, Blue Origin y Virgin Galactic, todas ellos impulsados por los llamados billonarios del espacio, Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson. Sin embargo, hay otra categoría de empresas emergentes, no tan conocidas hasta ahora que están luchando por desarrollar sus tecnologías y posicionar su marca, y que seguramente veremos despuntar en los próximos años. En lo que sigue presentamos algunos de los casos más representativos.
RocketLab
Sin lugar a dudas, la empresa nueva de lanzamiento más distinguida a la fecha es RocketLab. Con 10 lanzamientos exitosos consecutivos de su cohete Electron, RocketLab es un ejemplo de innovación y desarrollo tecnológico. Basada en Nueva Zelandia, RocketLab desarrolló el cohete Electron a partir de una carcaza exterior de fibra de carbono que da como resultado que el Electron pese un tercio del peso de un lanzador similar, lo que se traduce en grandes ahorros en combustible a la hora del lanzamiento. Actualmente RocketLab está experimentando los sistemas que le permitirán recuperar al lanzador, de manera similar a como lo hace SpaceX y así aumentar su competitividad al disminuir los costos de lanzamiento.
Rocket Crafters
http://www.rocketcrafters.com/
Rocket Crafters Inc. es una nueva empresa basada en Cocoa Beach, Florida, EE.UU, que está desarrollando motores híbridos manufacturados por impresión 3D. Su cohete híbrido Intrepid-1, hecho casi completamente de fibra de carbono, contiene un motor que emplea una pastilla de combustible sólido a base de plástico ABS que se fabrica al mismo tiempo que el motor por impresión aditiva para lograr una combustión estable y controlable al mezclarse con óxido nitroso. La meta de Rocket Crafters es que el Intrepid-1 sea capaz de poner en órbita baja 500 kg de carga útil por menos de 10 millones de dólares.Su plan es tener listo el Intrepid-1 para 2021.
Relativity Space
https://www.relativityspace.com/
Fundada por ex empleados de Blue Origin y SpaceX, Relativity Space, basa su manufactura en Stargate, una impresora 3D de metal a gran escala, que mide 6 metros de altura. El sistema es capaz de producir el 95% de las piezas para un cohete que mide hasta 3 metros de diámetro y 30 metros de altura. Su CEO y cofundador, Tim Ellis, cree que la impresión 3D combinada con el aprendizaje automático puede automatizar casi por completo la producción de cohetes y darle a la compañía una ventaja en un mercado cada vez más competido.
Actualmente, Relativity Space está por terminar el desarrollo de su cohete Terran-1 que planea probar a principios de 2020. El Terran-1 pretende llevar hasta 1,250 Kg de carga útil a órbita baja por menos de 10 millones de dólares
Firefly Aerospace
Con sede en Austin, Texas, y dirigida por su CEO Tom Markusic y un equipo de veteranos de la industria espacial, Firefly Aerospace es la continuación de la extinta Firefly Space Systems, empresa que cerró en 2017 por problemas legales. Renovada y con una inyección de capital por parte de Noosphere Ventures, Firefly Aerospace está en camino de entregar en 2020, el Alpha, un lanzador de carga útil de 1,000 Kg. a órbita baja terrestre por un precio inicial de 15 millones de dólares.
China no se queda atrás...
Varias compañías de lanzamiento comerciales chinas están avanzando en una carrera para llevar al mercado vehículos de lanzamiento de nueva generación.
Render del cohete OneSpace’s OX-M
Beijing Interstellar Glory Space Technology Ltd., también conocida como iSpace, tiene como objetivo probar su cohete de lanzamiento Hyperbola-2 en 2021. Con 28 metros de altura, 3.35 metros de diámetro y una masa en el despegue de aproximadamente 90 toneladas métricas, el lanzador de metano líquido-oxígeno líquido podrá colocar unos 1,000 Kg. de carga útil en órbita baja.
Por su parte, otra empresa china, LandSpace Technology Corporation, o LandSpace, está progresando en el desarrollo de motores de oxígeno líquido-metano líquido para su lanzador Zhuque-2 de dos etapas que debutará en 2021. El Zhuque-2 será capaz de poner en órbita heliosíncrona (500 Km) hasta 2,000 Kg. de carga útil.
Las empresas anteriores representan una pequeña muestra de los más de 100 proyectos en desarrollo de lanzadores de cargas pequeñas a órbita baja. Esto es una muy buena noticia para el desarrollo espacial, ya que la competencia que se está generando en el sector con toda seguridad va a acelerar el proceso de fabricación de los vehículos de lanzamiento. Esto generará una gran oferta de servicios de lanzamiento que evitarán que las nuevas misiones espaciales tengan que esperar meses o años para alcanzar la órbita terrestre baja, lo que redundará en una acelerada explotación comercial del espacio.