Desde nuestras funciones básicas, hasta la creación de piezas artísticas y la expresión corporal en el deporte, nuestro cuerpo hace muchas cosas por nosotros, pero ¿qué pasaría si el movimiento de nuestro cuerpo estuviera limitado por agentes como la gravedad?

El velocista jamaiquino, Usain Bolt, quién impuso los mejores tiempos en las carreras  de 100, 150 y 200 metros y también en la carrera de relevos. Sus marcas lo han convertido en el hombre más rápido del mundo.

A un año de su retiro del atletismo, el 12 de septiembre de 2018, Bolt fue invitado cómo embajador del champán para turismo espacial de la marca Mumm. La hazaña se realizó a bordo del avión Airbus A310 Zero-G, el cuál, se usa para simular la microgravedad sin salir al espacio, debe volar siguiendo la dirección de una parábola. Cuando el avión alcanza los 6 mil metros de altitud, asciende a 47° y su interior entra en un estado de sobregravedad dónde sus pasajeros se sienten más pesados; en ese ángulo al alcanzar los 8 mil metros de altitud desciende y la sensación en el interior pasa de la sobregravedad a la microgravedad. El proceso se repite cuando el avión en su descenso vuelve a los 6 mil metros de altitud.

En el vuelo de una hora en el Zero G, se hicieron 15 parábolas y se alcanzaron casi cuatro minutos de microgravedad. Durante este tiempo, aparte de poner a prueba la nueva champaña de Mumm, Usain Bolt y los astronautas Jean-Francois Clervoy y Octave de Gaulle, aprovecharon el momento para realizar una pequeña carrera.

En cuanto estuvieron listos dentro de la cabina en microgravedad, los corredores se desplazaron rápidamente, sin embargo el jamaiquino fue el ganador indiscutible. Cabe mencionar que los movimientos de los participantes en esta carrera fueron diferentes. Bolt trató de moverse como en la Tierra, con movimientos veloces constantes, mientras que los astronautas, buscaban zancadas propias de alguien que ha estado más tiempo en un ambiente de microgravedad.

Aunque la ventaja parezca clara ante un atleta como Bolt, los astronautas también hacen ejercicio cuando realizan viajes al espacio. En la Estación Espacial Internacional pasan ejercitándose de dos a tres horas diarias en distintos aparatos. El objetivo es contrarrestar el deterioro físico que causa la microgravedad y ayudar a que el cuerpo de los astronautas se adapte con facilidad en su regreso a la Tierra. Lo más común es la pérdida de calcio en los huesos, además no trabajan al mismo ritmo el corazón, los pulmones y los músculos.

Foto: ESA

Sobre el champán espacial

El turismo espacial está cada vez más cerca y por eso marcas como Mumm, quieren ofrecer brindis con champán a los futuros turistas. Sin embargo, como los líquidos no se comportan de la misma manera, Mumm ha hecho varias pruebas para mantener la experiencia y el sabor de un brindis con esta bebida. Para ello la botella se modificó, la presión y la crianza del vino. Esta versión tiene como abertura un pulsador que se acciona cuando se jala un anillo, obligando al champán a salir de la botella, de otra manera al ser un licor presurizado, por la ausencia de gravedad el líquido se mantendría en su lugar. Cuando sale el champán de Mumm, lo hace en forma de bolas de espuma y cuando toca una copa de vidrio, el líquido se adhiere y se mantiene ahí. Incluso se logró que el sabor y olor afrutado de la bebida se perciba con mayor intensidad que en la tierra.

Hasta ahora, los fundadores de Blue Origin, Virgin Galactic y SpaceX, son las empresas a la vanguardia en el turismo espacial, y son los más interesados en el producto de Mumm.