Imagina por un momento que estas en un traje de la más alta tecnología, listo para dar tus primeros pasos fuera de la nave para comenzar a construir el primer hábitat de la humanidad en marte, haz viajado 686 días esperando este momento histórico, ya tienes ensayadas las palabras que dirás y, previo al protocolo del descenso, emites un pequeño grito de dolor, los sensores de tu traje se disparan y la alerta aparece en el tablero del comandante de misión, te pregunta ¿qué pasa? y dices, nada, tan solo una molestia en el pie derecho, el comandante te ordena retirarte de la misión, tu protestas pero no tiene sentido, la orden es directa, tu suplente será el primer humano en poner su pie en Marte. Te retiras con profundo sentido de frustración y, atendiendo tus órdenes vas a enfermería donde te revisa la prestigiosa médica que es parte de la misión y después de revisarte te da el diagnostico, una uña enterrada. No lo puedes creer, cuando la médica te muestra un pequeño pedazo de uña, un minúsculo pedazo de queratina te arrebato el momento de tu vida. No lo puedes creer, te revisaron cada pequeño detalle de tu vida, tus dientes son perfectos, te sometiste a una cirugía ocular para lograr los estándares exigidos, entrenaste en forma intensa, revisaste todo tu esquema de vacunación y cumpliste con todas las normas y un detalle tan pequeño te dejó a un lado de tu gran momento. Un detalle que nadie vio hasta que se manifestó, la gente dice “lo que no sabes no te afecta”, en definitiva, es un dicho que carece de verdad y solo pone una venda en los ojos hasta que el problema estalla en las manos. Fue fácil para la médico el resolver el problema de la uña enterrada, pero, qué pasa si alguno de los tripulantes presenta una enfermedad que no puede tratar porque los antibióticos que lleva no tienen efecto, qué pasa cuando te encuentras a 54.6 millones de kilómetros de la tierra. Parece algo aterrador, pero no es necesario ir a Marte para enfrentar esta situación, en la actualidad, esta condición se presenta en los hospitales, consultorios y dispensarios de todo el mundo.
El uso excesivo e innecesario de antibióticos, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS. 2019), ha generado un gran problema de salud a nivel mundial, y es la resistencia bacteriana, cada año mueren alrededor de 700,000 personas debido a la resistencia de los antibióticos, siendo gran parte de ellas por la tuberculosis multirresistente (aproximadamente 230,000). Imagina lo complejo de que enviemos a personas que hasta donde sabemos están en perfectas condiciones de salud, pero, debido al excesivo uso de antibióticos en su juventud ahora ya no son de utilidad.
Méndez (2024) menciona que las principales causas de consulta son los problemas respiratorios virales y que una estimación conservadora estima que se dan un promedio de 50 millones de estas al año y, lo más relevante es que en el 95 % no era necesario el empleo de antibióticos, pero, estos son utilizados.
Acorde con la teoría Darwiniana, las especies se adaptan a su entorno y, tanto las bacterias como los patógenos se adaptan y generan resistencia a los medicamentos hasta que estos dejan de ser útiles.
Es indispensable el crear procesos e implementar estrategias que permitan controlar el uso indiscriminado de los antibióticos no solo por la necesidad de dar a las nuevas generaciones de astronautas la oportunidad de partir a la conquista del espacio sin el temor de estar lejos de casa y no poder confiar en los antibióticos que los acompañan en sus viaje, sino para brindar certeza a los
niños que juegan en los parques, los adultos que trabajan para sus familia y todas las personas que en algún momento requieren el uso de antibióticos para “lograr salir adelante”.
En este artículo deseo proponer el uso de un Carnet que registre el uso de los antibióticos. Este carnet además favorecería el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible 2030 de la ONU, en el área de salud. Este proyecto puede tener un alcance mundial y México sería punta de lanza ya que hasta donde la autora conoce, sería el primero en desarrollarlo y utilizarlo, extendiendo su aplicación en el resto del mundo. El desarrollo de un carnet semejante a los de vacunación, sería suficiente para su implementación, sin embargo, también sería posible hacer uso de la tecnología, desarrollando una app que permita portarla en el celular.
De acuerdo a datos de la OMS (2019) la resistencia a los antibióticos podría ocasionar 10´000,000 de decesos por año en el 2050, dejando perdidas económicas inmensas y sumiendo en la pobreza a 24´000,000 de personas en el 2030.
El desarrollo y uso de este carnet podría ayudar a frenar el avance de la resistencia bacteriana, y también tendría un impacto positivo en el gasto de la salud pública y, por añadidura, nos permitirá que los navegantes de las estrellas tengan una preocupación menos en su travesía al saber que pueden usar con confianza los antibióticos que los acompañan ya que, a lo largo de su vida, solo los usaron cuando eran necesarios.