Sin importar la edad, las personas siempre han sido curiosas. A medida que vamos creciendo, nuestra atención se dirige a encontrar respuestas. Muchas veces las encontramos pero estas sólo valen la pena si nos dejan aun con más preguntas de las que teníamos antes.
El Espacio Exterior es un claro ejemplo. Entre más indagamos, mayores son las incógnitas y los misterios que quedan por resolver. Cualquier civilización ha interactuado con él de una u otra manera. Algunas con el fin único de conocer y otras con el fin de poder utilizar dicho conocimiento para su beneficio.
En lo particular, el Espacio siempre ha sido el centro de mi atención, siendo tal que fue uno de los factores determinantes para que decidiera estudiar Física.
Hace unos meses se lanzó el mejor concurso que he visto. El premio: un viaje al Espacio Exterior. Desde que me enteré de la promoción supe que esta era una oportunidad, aunque muy difícil, única.
Considerando que el Espacio es un tema que nos interesa a todos y que un viaje al Espacio es algo que creo que a todos les gustaría, sabía que la competencia iba a ser bastante y muy fuerte. La promoción tenía una dinámica muy sencilla. Había que conseguir la mayor cantidad de votos posibles en el lapso fijado.
Empecé en el lugar 658 y comencé a buscar votos. Cada día iba avanzando, pero a medida que subía posiciones también lo hacía la dificultad de alcanzar al siguiente competidor. En un inicio nadie de mis amigos, conocidos e incluso familiares no creían que fuera posible. Muchos no creían siquiera que fuera verdadero el concurso.
Mi estrategia inicial fue conseguir votos a través de las redes sociales. Los concursos de votos son tan repetitivos que la mayoría de la gente los empezó a ignorar desde hace tiempo, por lo que sabía que tendría que hacer algo diferente y que le llamara la atención a la gentes no creían siquiera que fuera verdadero el concurso.
Por esta razón me fijé una serie de retos. Prometí que a los 1,000 votos transformaría mi coche en transbordador espacial, o al menos lo haría parecer uno. A los 2,000 votos me vestiría de astronauta e ir a mis clases en la Facultad de Ciencias vestido así. Al conseguir los 3,000 votos iría a una comunidad marginada a realizar actividades para que los niños tuvieran un acercamiento a temas relacionados con el Espacio Exterior.
Estos retos llamaron mucho la atención de la gente, en especial el reto de los 3,000 votos, lo que me ayudó a subir muchas posiciones en el concurso. Me di cuenta que esto no sería suficiente para ganar, por lo que pedí ayuda a mis familiares y amigos. Juntos empezamos a hacer una especie de campaña muy grande para conseguir votos. Me fui a Reforma cada Domingo con todos mis amigos para pedirles a todos los que estaban ahí que votaran por mi, repartimos volantes, pedí apoyo en otras universidades, pedí apoyo en mi facultad e incluso fui a pedir apoyo al rector Narro.
Todo esto impulsó el concurso y me colocó en primer lugar. Cuando me dijeron que habíamos alcanzado el liderazgo en la competencia no lo podía creer y estaba tan emocionado que no pude contener un pequeño grito de felicidad a mitad de mi clase.
Por unos días me mantuve a la cabeza sin ningún inconveniente, hasta que un día uno de los competidores se avanzó tanto y tan rápido que me colocó en segundo lugar. La impotencia y frustración hicieron que ese fuera uno de los momentos más difíciles que he vivido, ya que veía mi sueño alejándose después de muchos días en los que creía que ya lo tenía asegurado.
Sentí que todo el trabajo y esfuerzo que habíamos hecho se había perdido. Todos mis amigos y familiares se sentían igual y todos estábamos cansados y con tantos pendientes que estaba por rendirme. No pude dormir en toda la noche pensando en esto y me di cuenta de que nunca me perdonaría el haber abandonado mi sueño sin haber hecho mi mayor esfuerzo.
A pesar del cansancio, mis familiares y amigos me apoyaron en esta decisión por lo que seguimos trabajando. En retrospectiva, ahora veo que lo mejor que me pudo haber pasado fue que me rebasaran y además que pasara con tanta anticipación. Creo esto ya que el hecho de verme de uno en segundo lugar impulsó aún más a todos mis conocidos y a todos los que habían votado por mí a conseguir más votos a través de sus conocidos.
La competencia se puso más intensa que nunca acumulando más votos en un día que en semanas en las que empezó el concurso. Así llegó el último día, el cual empecé 2,000 votos abajo del primer lugar y sin mucho entusiasmo. Todo se veía perdido. Hasta ahora no puedo creer la cantidad de gente que me apoyó ese día. La diferencia se fue disminuyendo hasta que por fin alcanzamos el primer lugar. A las 12:00am las votaciones cerraron y en ese momento gané esta etapa del concurso. Todos mis amigos y familiares estuvimos muy emocionados de haber visto que sí fue posible ganar, contrario a lo que todos esperaban al inicio del día.
Todos los retos que propuse los cumplí. Ahora se puede ver el disfraz que tenía mi coche en el MUTEC. A la fecha, sigo trabajando con la comunidad San Juan Atzingo, en la cual cumplí con lo prometido en el tercer reto.
En conjunto con la AEM, pretendo poder ampliar esto a muchas más comunidades y hacerlo de manera permanente con el fin de aumentar el interés de los jóvenes por el espacio. Realmente esta ha sido una experiencia inigualable y más lo será si gano en la competencia a nivel mundial que se llevará a cabo en Florida en Diciembre de este año.
Si algo pude aprender de esta, fue que esforzarse y trabajar duro para cumplir los sueños tiene grandes recompensas. Entre más difícil fue el desafío, mayor fue la recompensa y la satisfacción personal al lograrlo. Ahora tengo que iniciar mi entrenamiento para la competencia ya que aunque no tenga la responsabilidad de ganar, tengo la responsabilidad de dar absolutamente todo de mí para ganar el viaje.
Por esta razón me fijé una serie de retos. Prometí que a los 1,000 votos transformaría mi coche en transbordador espacial, o al menos lo haría parecer uno. A los 2,000 votos me vestiría de astronauta e ir a mis clases en la Facultad de Ciencias vestido así. Al conseguir los 3,000 votos iría a una comunidad marginada a realizar actividades para que los niños tuvieran un acercamiento a temas relacionados con el Espacio Exterior.
Estos retos llamaron mucho la atención de la gente, en especial el reto de los 3,000 votos, lo que me ayudó a subir muchas posiciones en el concurso. Me di cuenta que esto no sería suficiente para ganar, por lo que pedí ayuda a mis familiares y amigos. Juntos empezamos a hacer una especie de campaña muy grande para conseguir votos. Me fui a Reforma cada Domingo con todos mis amigos para pedirles a todos los que estaban ahí que votaran por mi, repartimos volantes, pedí apoyo en otras universidades, pedí apoyo en mi facultad e incluso fui a pedir apoyo al rector Narro.
Todo esto impulsó el concurso y me colocó en primer lugar. Cuando me dijeron que habíamos alcanzado el liderazgo en la competencia no lo podía creer y estaba tan emocionado que no pude contener un pequeño grito de felicidad a mitad de mi clase.
Por unos días me mantuve a la cabeza sin ningún inconveniente, hasta que un día uno de los competidores se avanzó tanto y tan rápido que me colocó en segundo lugar. La impotencia y frustración hicieron que ese fuera uno de los momentos más difíciles que he vivido, ya que veía mi sueño alejándose después de muchos días en los que creía que ya lo tenía asegurado.
Sentí que todo el trabajo y esfuerzo que habíamos hecho se había perdido. Todos mis amigos y familiares se sentían igual y todos estábamos cansados y con tantos pendientes que estaba por rendirme. No pude dormir en toda la noche pensando en esto y me di cuenta de que nunca me perdonaría el haber abandonado mi sueño sin haber hecho mi mayor esfuerzo.
A pesar del cansancio, mis familiares y amigos me apoyaron en esta decisión por lo que seguimos trabajando. En retrospectiva, ahora veo que lo mejor que me pudo haber pasado fue que me rebasaran y además que pasara con tanta anticipación. Creo esto ya que el hecho de verme de uno en segundo lugar impulsó aún más a todos mis conocidos y a todos los que habían votado por mí a conseguir más votos a través de sus conocidos.
La competencia se puso más intensa que nunca acumulando más votos en un día que en semanas en las que empezó el concurso. Así llegó el último día, el cual empecé 2,000 votos abajo del primer lugar y sin mucho entusiasmo. Todo se veía perdido. Hasta ahora no puedo creer la cantidad de gente que me apoyó ese día. La diferencia se fue disminuyendo hasta que por fin alcanzamos el primer lugar. A las 12:00am las votaciones cerraron y en ese momento gané esta etapa del concurso. Todos mis amigos y familiares estuvimos muy emocionados de haber visto que sí fue posible ganar, contrario a lo que todos esperaban al inicio del día.
Todos los retos que propuse los cumplí. Ahora se puede ver el disfraz que tenía mi coche en el MUTEC. A la fecha, sigo trabajando con la comunidad San Juan Atzingo, en la cual cumplí con lo prometido en el tercer reto.
En conjunto con la AEM, pretendo poder ampliar esto a muchas más comunidades y hacerlo de manera permanente con el fin de aumentar el interés de los jóvenes por el espacio. Realmente esta ha sido una experiencia inigualable y más lo será si gano en la competencia a nivel mundial que se llevará a cabo en Florida en Diciembre de este año.
Si algo pude aprender de esta, fue que esforzarse y trabajar duro para cumplir los sueños tiene grandes recompensas. Entre más difícil fue el desafío, mayor fue la recompensa y la satisfacción personal al lograrlo. Ahora tengo que iniciar mi entrenamiento para la competencia ya que aunque no tenga la responsabilidad de ganar, tengo la responsabilidad de dar absolutamente todo de mí para ganar el viaje.