Katherine Johnson “La Calculadora Humana”

Oscar León Torres

Fecha: 2017-03-01


La historia de Katherine Johnson es digna de contarse. Se trata de una científica brillante que tuvo que enfrentarse a una sociedad llena de prejuicios raciales y de género. Su trabajo calculando las trayectorias de vuelos espaciales fue fundamental para varios logros en la astronáutica estadounidense  y en general para el programa espacial.

 

Katherine Coleman Goble Johnson nació el 26 de agosto de 1918 en White Sulphur Springs, un pequeño pueblo de Virginia Occidental. Desde temprana edad mostró una habilidad excepcional para las matemáticas. Su padre, Joshua Coleman se dio cuenta del talento de su hija y decidió mudarse con su familia al poblado de Institute, en busca de oportunidades para que ella pudiera seguir estudiando. En aquella época la formación para la mayoría de los afroamericanos terminaba con la educación básica.

 

El talento de Katherine le permitió saltarse grados y terminó la preparatoria a los 14 años. Luego ingresó a la Universidad Estatal de West Virginia, donde estudió Matemáticas y Francés. Entre sus mentores se encontraba el profesor W.W. Schiefflin Claytor, el tercer afroamericano en obtener un doctorado en matemáticas, quien agregó nuevos cursos pensados especialmente para ella. Coleman se graduó con los máximos honores en 1937, cuando contaba con sólo 18 años. Luego de licenciarse, trabajó un tiempo como maestra.

 

Ella fue seleccionada, junto con otros dos estudiantes, para formar parte del primer grupo de afroamericanos en ser admitidos en la sección de posgrado de su universidad; terminando así con una larga época de segregación racial.

 

En 1953, entró a trabajar al Comité Consejero Nacional para la Aeronáutica (NACA), la agencia antecedente a la NASA. En ese entonces, no se contaba con computadoras electrónicas para procesar información, así que contrataban a mujeres para trabajar con los datos obtenidos en pruebas de túneles de viento. Este puesto requería de mucha precisión y paciencia. Las mujeres que trabajaban aquí tenían el título de “computadoras”.

 

El Centro de Investigación Langley tomó la curiosa decisión de abrir un grupo de mujeres afroamericanas dentro del Departamento de Guía y Navegación. Aquí, Katherine Johnson encontraría el lugar perfecto para emplear sus habilidades matemáticas.

 

Johnson participó en las primeras misiones de la NASA. Calculó la trayectoria para Alan Shepard, el primer americano en viajar al espacio, con la misión Freedom 7, en mayo del 61. Más tarde, en 1962, la NASA preparó la misión orbital de John Glenn. Las computadoras habían sido programadas con las ecuaciones que controlarían la trayectoria de la cápsula, desde el lanzamiento hasta el amerizaje. Sin embargo, los astronautas estaban inseguros sobre confiar sus vidas a las máquinas, que eran propensas a los apagones y pérdidas de información. Fue el propio Glenn quien pidió específicamente que Katherine corroborara los cálculos a mano. “Si ella dice que están bien –dijo el astronauta- entonces estoy listo para ir”. Al final la misión fue todo un éxito y John Glenn regresó sano y salvo luego de orbitar tres veces la Tierra.

 

 

 

Cuando le preguntan sobre su mayor contribución a la exploración espacial, ella habla sobre los cálculos que ayudaron a sincronizar al módulo lunar con el orbitador del proyecto Apollo. También trabajó en el programa del transbordador espacial y con satélites de observación terrestre. Se retiró de la NASA en 1986, luego de treinta años de servicio.

 

Ahora podemos ver parte de su historia en la pantalla grande en Hidden Figures (http://www.haciaelespacio.aem.gob.mx/revistadigital/articul.php?interior=467 ), nominada al Oscar como Mejor Película este año.



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