El autor
Clifford Donald Simak nació el 3 de agosto de 1904 en Millville, Wisconsin y falleció el 25 de abril de 1988 en Minneapolis, Minnesota donde radicó después de haber cursado sus estudios universitarios y donde trabajó como reportero y corresponsal para varios periódicos.
Desde niño se vio influenciado por las publicaciones de H.G. Wells al grado que empezó a escribir ciencia ficción. Fue hacia 1931 cuando fue publicada su primera obra “La guerra del sol rojo”. En términos generales, se pueden identificar dos momentos en Simak: el primero, donde parte de su trabajo se realizó en el subvaluado género pulp o de historietas que por su formato es menospreciado por ciertos sectores del ámbito literario y que coincide con el libro publicado en 1931. El segundo lo encontramos hacia 1937 cuando con el impulso de John W. Cambell la escritura de ciencia ficción es refundada a tal grado que se habla de una época dorada de la ciencia ficción la cual comprendería aproximadamente de 1938 a 1946.
Contexto
Al autor prácticamente le tocó vivir las dos guerras mundiales, la posterior guerra fría entre el bloque socialista y el capitalista, así como las intervenciones estadounidenses en Corea y Vietnam. El periodo comprendido desde la Primera Guerra Mundial involucró grandes y acelerados cambios en las sociedades, se abrió la participación de la mujer a partir de que los hombres eran enviados a los diversos frentes y provocaba ciudades sin obreros para las fábricas de insumos bélicos.
También fue un periodo en el cual la tecnología se desarrolló de modo vertiginoso, sobretodo todo aquello que contribuyera a ganar una guerra; se desarrollaron armas más letales, sistemas de espionaje electrónicos, radares, microondas y un sin fin de tecnología que hoy es de uso cotidiano, pero que inicialmente fue pensada para la guerra.
En este sentido, no es de sorprendernos los temas que aborda Simak, pues la guerra está presente en el mismo universo, donde se requieren estaciones de tránsito para abastecerse, descansar y convivir antes de continuar con los largos viajes interestelares, pero también donde están presentes los prejuicios de una sociedad en guerra donde la propaganda perfila los odios.
En 1963, el año en que ve luz Estación de tránsito, es lanzado el satélite norteamericano Hitch Hiker 1 de observación nuclear, pero además, en noviembre del mismo año, es asesinado el principal precursor de la carrera espacial de los Estados Unidos John F. Kennedy. También en 1963 comienza la transmisión de una serie de culto que hoy día sigue al aire: Doctor Who.
Obra
El agente de la CIA, Claude Lewis, una suerte de predecesor de Fox Mulder de los Expedientes X, se encuentra investigando un caso, que en principio le pareció más una movida de sus jefes para darle alguna actividad aburrida que una verdadera misión. Sin embargo, a medida que se adentra en su investigación intuye que está ante algo difícil de explicar racionalmente, para empezar la edad de su principal investigado: Enoch Wallace.
Simak, nos ofrece en un primer momento una narración en voz del agente Lewis, quien trata por medio de acercamientos con diversos personajes descifrar el extraño comportamiento de Wallace, al tiempo que busca despejar la incógnita del por qué su longevidad en medio de un pueblo perdido en las montañas.
Wallace por su parte, tiene una vida tranquila y sin sobresaltos, rutinaria podría decirse porque tiene casi cronometradas sus actividades diarias, semanales, etc.. Su principal actividad es vigilar por el buen funcionamiento de una Estación de paso de vida extraterrestre. La Tierra por su ubicación en el universo es propicia para que se instale una estación interplanetaria de descanso y reabastecimiento de víveres para los viajeros interplanetarios, sin embargo en el universo los problemas sociales también existen y la posibilidad de una guerra interestelar está siempre latente.
Como en toda obra de ciencia ficción resulta por demás interesante conocer cómo resuelven problemas técnicos para que la narración sea verosímil, en este caso y para la época de creación, destaca el que la estación de paso se pueda mimetizar con el ambiente, así como el uso de teletransportadores holográficos entre las naves y la estación. También llama la atención un artefacto que termina siendo una impresora 3D junto con un geolocalizar de personas o un stand de tiro virtual. Recordemos que Estación de tránsito, fue escrita hacia 1963.
Para Wallace resulta un punto de quiebre la aparición en su vida de Lucy Fisher, vecina sorda con quien entabla una relación sui generis y que contribuiría en la trama para su desarrollo y desenlace, donde el planeta Tierra está en riesgo de desaparecer sin que la humanidad esté consciente del peligro en el que se encuentra.
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