A 50 años del Tratado del Espacio Ultraterrestre, el mundo es otro

Carlos Duarte Muñoz

Fecha: 2017-11-01


Este año se cumplieron 50 años de la suscripción del Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, también conocido como el Tratado del Espacio Ultraterrestre.

 

El Tratado se firmó el 27 de enero de 1967 y entró en vigor el 10 de octubre de ese año. Su firma se realizó por triplicado en Londres, Moscú y Washington D.C. y tuvo 62 signatarios en el primer año. Actualmente, este número ha aumentado a 107 y las naciones signatarias incluyen importantes potencias espaciales como Estados Unidos, Rusia, China, Japón y los miembros europeos de la Agencia Espacial Europea (ESA), así como potencias espaciales emergentes como Brasil, India e incluso México. 

 

 

Fig. 1. El embajador soviético Anatoly F. Dobrynin, el embajador de Gran Bretaña Sir Patrick Dean, el embajador de Estados Unidos Arthur J. Goldberg, el Secretario de Estado de Estados Unidos Dean Rusk, y el Presidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson en la firma del Tratado del Espacio Exterior el 27 de enero de 1967 en Washington. (créditos: British Pathé)

 

El Comité de las Naciones Unidas sobre los Usos Pacíficos del Espacio Exterior (COPUOS, por sus siglas en inglés) fue el principal organismo a cargo de negociar el tratado. COPUOS se estableció después del lanzamiento del Sputnik y el Tratado fue el primer instrumento jurídico para la gestión y la gobernanza del espacio ultraterrestre que entró en vigor.


 

Además del Tratado, existen otros cuatro instrumentos jurídicos que se ocupan del espacio ultraterrestre y que han sido firmados por varias naciones. Éstos son:

 

El acuerdo de rescate

 

Que establece las bases de la cooperación internacional para rescatar astronautas de cualquier país en situación de peligro.

 

La Convención de responsabilidad

 

Que establece las bases de la responsabilidad de las naciones por daños causados por las actividades de espaciales.

 

El Convenio de registro

 

Que obliga a los países signatarios a registrar los objetos lanzados al espacio.

 

El Tratado de la Luna

 

Que establece que un regulador internacional supervisaría cualquier extracción de los recursos de la luna y otros cuerpos celestes dentro del sistema solar y declara que la Luna y los planetas son la "herencia común de la humanidad".

 

Sin embargo, el Tratado sobre el espacio ultraterrestre sigue siendo el  principal documento que rige el control del espacio ultraterrestre. Los otros cuatro acuerdos sirvieron para elaborar y aclarar aún más el Tratado y al mismo tiempo proporcionar medidas legalmente aplicables con respecto a la violación de cualquiera de sus artículos. Aquí cabe mencionar que estos últimos cuatro acuerdos ya no han sido firmados por todas las naciones signatarias del Tratado, dado que han generado mucha controversia entre los países con capacidad espacial.

 

Orígenes del Tratado

 

El Tratado se firmó en la época de la Guerra Fría como un mecanismo para prevenir una escalada del conflicto entre las potencias espaciales de la época: Estados Unidos y la Unión Soviética en un intento de garantizar la no apropiación del espacio exterior por parte de un país y se basa en varias resoluciones previas de la Asamblea General de las Naciones Unidas, principalmente la Resolución 1962 (XVIII) sobre la "Declaración de principios jurídicos que rigen las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre", que fue adoptada el 13 de diciembre de 1963, y la Resolución 1884 (XVIII) que exhortaba a los Estados a "abstenerse de colocar en órbita alrededor de la Tierra objetos que porten armas nucleares o cualquier otro tipo de armas de destrucción masiva".

 

El Tratado explícitamente prohíbe a cualquier gobierno reclamar un recurso celestial como la Luna o un planeta. El artículo II del Tratado establece que "el espacio ultraterrestre, incluida la Luna y otros cuerpos celestes, no está sujeto a apropiación nacional mediante el reclamo de soberanía, mediante el uso u ocupación, o por cualquier otro medio". Sin embargo, el Estado que lanza un objeto espacial retiene jurisdicción y control sobre ese objeto. El Estado también es responsable de los daños causados ​​por su objeto espacial.


 

El Tratado declaró el espacio, la Luna y otros cuerpos celestes como una zona desmilitarizada para beneficio de toda la humanidad y prohíbe a los Estados que lo suscriben colocar armas de destrucción masiva en órbita de la Tierra, instalarlas en la Luna o cualquier otro cuerpo celeste, o colocarlas en el espacio exterior. Sin embargo, el Tratado no prohíbe la colocación de armas convencionales en órbita y, por lo tanto, algunas formas de ataque altamente destructivas como el uso de armas cinéticas, láseres o energía electromagnética, son potencialmente permisibles.

 

El tratado hoy

 

A 50 años de la suscripción del Tratado, el sector espacial ha cambiado drásticamente, no solamente han sido muchos los avances tecnológicos que están haciendo accesible el espacio a través de los satélites pequeños y nuevas tecnologías de lanzamiento para ponerlos en órbita, sino que ahora hay una tendencia muy clara hacia la privatización de las actividades espaciales. Empresas como SpaceX, Bigelow, Virgin Galactic, Deep Space Industries, están incursionando en actividades tan diversas como el transporte de abastecimientos en el espacio, el turismo espacial y la minería de asteroides. Además, algunas de estas empresas ya están preparándose para la colonización de otros cuerpos celestes como la Luna y Marte. Todo esto plantea muchos desafíos para la realización de estas actividades de manera armónica, ya que, sin una regulación apropiada, como por ejemplo el establecimiento de reglas específicas sobre la propiedad de los recursos naturales que existen en el espacio, se pueden producir muchos conflictos.

 

El Tratado plantea algunos principios básicos, pero tiene muchas lagunas legales que lo hacen insuficiente para la realidad actual. Es por eso que a 50 años de su creación, es necesario volver a examinar el Tratado y modificarlo para enfrentar los desafíos únicos que plantea el mundo en la actualidad, y así utilizar los beneficios de la exploración y el uso pacífico del espacio exterior para beneficio de las generaciones futuras.



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Revista Hacia El Espacio de divulgación de la ciencia y tecnología espacial de la Agencia Espacial Mexicana.