Richard Carrington y las erupciones solares

Redacción Hacia el Espacio

Fecha: 2021-10-13


El Sol es el objeto con una mayor masa y energía, y el mas importante (al menos, para nosotros), del Sistema Solar, así que no resulta sorprendente que muchos astrónomos del siglo XIX decidieran apuntar sus cada vez mas potentes telescopios hacia el para estudiar su funcionamiento. Con los filtros adecuados, o proyectando el disco solar en una pantalla o pared, los astrónomos podían medir y hacer un seguimiento de rasgos como las manchas solares o la “superficie” visible, la fotosfera. Las manchas solares se habían estudiando durante mucho tiempo, con observaciones que se remontaban al siglo XVII, pero las mejoras en los telescopios y en los métodos de observación permitieron estudiarlas con mucho mas detalle.

 

Uno de los más famosos observadores de manchas solares fue Richard Carrington, astrónomo adicionado ingles. El 1 de septiembre de 1859, Carrington observo un brillo intenso junto a un cumulo especialmente denso de manchas solares. Duro tan solo unos minutos. Al día siguiente, no Obstate, aparecieron informes por todo el mundo de intensas auras boreales y australes y disrupción en las líneas telegráficas y otros sistemas electivos.

 

Carrington había presenciado el primer ejemplo registrado de erupción solar, una gran explosión en la atmósfera del Sol que puede arrojar partículas muy energéticas a grandes velocidades hacia el Sistema Solar. Los efectos de este “viento” solar, al impactar contra el campo magnético que protege a la Tierra, se conocen como tormenta solar. Desde entonces se han observado numerosas erupciones y tormentas solares, pero los registros visuales y los estudios de muestras de núcleos de huelo han demostrado que el de 1859 no solo fue el primer acontecimiento registrado, sino también el mayor de la historia conocida, una erupción que ocurre quizá una vez por milenio.

 

 

Imagen: Especial. Representación de una tormenta solar. 

 

Las observaciones de Carrington establecieron una correlación entre la actividad solar y el medio ambiente terrestre, y suscitaron un gran interés por el estudio meteorológico espacial; la interacción entre el viento solar y los planetas. En la actualidad, los satélites artificiales que orbitan alrededor de la Tierra representan miles de millones de dólares invertidos de infraestructuras y tecnología, y son vulnerables a las discreciones causadas por erupciones solares y sus correspondientes tormentas, lo que motiva a la NASA y oreas agencias espaciales a continuar la tarea de Carrington de predecir, seguir y entender los efectos de la meteorología.

 



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Revista Hacia El Espacio de divulgación de la ciencia y tecnología espacial de la Agencia Espacial Mexicana.