Si bien nuestro país no ha enviado aun ninguna nave espacial hacia algún lugar del cosmos (sólo el astronauta mexicano Rodolfo Neri Vela, y el Microsatélite UNAMSAT-b han viajado al espacio), México tiene presencia en los mapas de algunos cuerpos del sistema solar y aún entre los de las estrellas.
Esto confirma que nuestro país tiene presencia en la cultura del espacio, ya que esos nombres fueron aprobados de manera oficial por la Unión Astronómica Internacional, única institución autorizada para manejar la nomenclatura celeste. Nos habla del enorme potencial de nuestro país para la conquista del espacio.
A continuación veremos ejemplos a donde han llegado algunos nombres de las culturas de nuestro país.
En Venus, la diosa Coatlicue que para los aztecas representaba la vida y la muerte, ha sido nombrada en la superficie de este planeta, en una de sus características más notorias llamadas "coronas" por sus formas ovoides. Por otra parte Cihuacóatl diosa de la cultura Mexica, acompaña a la primera en una corona distante miles de kilómetros.
También, la diosa maya de la muerte, Ixtab, ha sido nombrada una de las montañas erosionadas de Venus, mientras que un valle de 820 metros de largo lleva el nombre maya de Xulab, que significa Venus.
En nuestro único satélite natural, la Luna, podemos encontrar en su geografía los nombres de personajes como Nabor Carrillo Flores, destacado ingeniero mexicano que fue rector de la UNAM. El cráter Carrillo de 16 kilómetros lo recuerda al este de su cara visible en el limbo lunar.
En el lado invisible de la Luna desde la Tierra, otro cráter con el nombre de Luis Enrique Erro, incansable promotor de la astronomía en México, lleva su nombre. El cráter Erro tiene 61 kilómetros de diámetro.
Yendo más allá de la órbita terrestre llegamos al planeta Marte, aquí encontramos nombres para cráteres como Creel, pequeño pueblo de Chihuahua, representado por un cráter de 9.3 kilómetros de diámetro, o Guaymas, cráter de 20 kilómetros de diámetro localizado al norte del ecuador marciano. La Paz, capital del estado de Baja California Sur, tiene un cráter de 600 metros en el planeta rojo.
Otro cráter de 7.1 kilómetros llamado Ocampo representa un pequeño poblado de México.
La famosa ciudad de Taxco, en Guerrero, tiene en Marte un cráter con el mismo nombre en el hemisferio norte del planeta de 17.5 kilómetros de diámetro. Arandas, Jalisco, está representado por un cráter de 25.1 kilómetros.
Tuve el honor, ante la Unión Astronómica Internacional de proponer el nombre de una población en el estado de Morelos y de haber sido aceptado; se trata de Jojutla, ciudad capital del municipio del mismo nombre. Este fue puesto a un cráter de 19 kilómetros de diámetro y un kilómetro de profundidad.
Entre las órbitas de Marte y Júpiter, miles de asteroides giran en torno al Sol y aquí también podemos encontrar que un asteroide lleva el nombre de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada de los aztecas. El asteroide de 400 metros de diámetro se conoce como 1915 Quetzalcóatl, mientras que su hermano en la mitología azteca, Tezcatlipoca, también tiene un asteroide de nombre 1980 Tezcatlipoca.
Asteroides como Gaspra, que fueron explorados con naves robóticas, han ofrecido espectaculares imágenes con detalles nunca antes vistos, algunos de los cuales llevan nombres mexicanos. Un cráter en este asteroide lleva el nombre de Ixtapa, famosa ciudad en la costa del estado de Guerrero.
Para encontrar nuevamente nombres de México en el espacio debemos viajar miles de años luz en nuestra galaxia, hasta los llamados objetos Herbig- Haro, grandes chorros de gas que son eyectados desde estrellas jóvenes. Descubiertos en los años 40 por George Herbig y Guillermo Haro, este último astrónomo mexicano y destacado investigador del siglo XX.
No sólo nombres de mitos, ciudades y personajes famosos mexicanos han sido oficialmente designados para varios objetos celestes, sino hasta música del folclor mexicano viaja al cosmos en estos momentos.
Se trata de la grabación "El cascabel", interpretada por Lorenzo de Barcelata, escogida entre otras varias piezas musicales representativas de muchas regiones del mundo como emisarias de la humanidad a bordo de la nave viajero 2 con rumbo a las estrellas, ante posibles civilizaciones extraterrestres que intercepten la nave, una vez que se interne cientos de miles de años, en las profundidades del espacio interestelar.
Aun y cuando la humanidad haya dejado de existir como especie o bien se extinga en alguna catástrofe, seguirán resonando las estrofas de "El cascabel" entre las estrellas: "¡Ay, cómo rezumba y suena! ¡ay, cómo rezumba y suena! Rezumba y va rezumbando, rezumba y va rezumbando, mi cascabel en la arena"..