El desarrollo de la cohetería en México tiene una historia poco conocida, pero muy interesante. Desde el año de 1959 del siglo pasado, hubo un esfuerzo por parte de la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) por lanzar cohetes de propelente líquido, basados en los diseños de las bombas V2 alemanas. Estos cohetes, llamados SCT-1 y SCT-2, fueron diseñados por el Ing. Porfirio Becerril Buitrón, y se lanzaron en 1959 y 1960, respectivamente, desde la Hacienda La Begoña, propiedad del Ing. Walter Buchanan, quien era el secretario de la SCT en ese entonces. Los cohetes SCT-1 y SCT-2 alcanzaron una altura de 4 y 25 kilómetros respectivamente, y fueron los primeros en su tipo en América Latina. Estos éxitos en la cohetería mexicana, llevaron a la creación en 1962 de la Comisión Nacional de Espacio Exterior, una dependencia de la SCT que se encargaría de impulsar el desarrollo espacial de México.
A pesar de sus éxitos, la Comisión Nacional del Espacio Exterior fue disuelta por el presidente José López Portillo en 1977, y la cohetería mexicana quedó en el olvido por décadas, hasta que, en el año 2006, cuando el fisico Luis Gerardo Saucedo Zárate se jubiló de su empleo en PEMEX, decidió formar, junto con un grupo de entusiastas coheteros, el Instituto Mexicano del Espacio Ultraterrestre, A.C. (IMEU A.C., del cual es presidente. EI decidió retomar el legado de Becerril y Buchanan, y comenzaron a desarrollar cohetes de propelente sólido que lanzaron desde el mítico Cabo Tuna en San Luis Potosí. Esta actividad, llevó recientemente al fisico Saucedo a proponer el desarrollo del SCT-4, un cohete de propelente líquido propulsado por alcohol etílico y oxígeno, similar a los cohetes SCT-1 y SCT-2.
El fisico Saucedo es un especialista en cohetes, que ha dedicado su vida al estudio y la divulgación de la ciencia espacial. Desde niño en su natal Aguascalientes se interesó por los cohetes y construyó sus propios modelos con materiales caseros. Estudió física en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, hasta la fecha no ha dejado de ser un apasionado de la cohetería experimental.
El proyecto del cohete SCT-4 es un homenaje al desarrollo de la cohetería mexicana en el tiempo en el que Ing. Walter Buchanan era el secretario de la SCT. El SCT-4 sigue el mismo diseño básico del Ing. Becerril, pero incorpora algunas mejoras tecnológicas, como un tanque de presurización de helio hecho de fibra de carbono en vez de acero, mejores reguladores de presión y una moderna unidad de medición inercial (IMU) para guiar la trayectoria del cohete, en vez de usar giróscopos como en los diseños originales de la SCT.
El objetivo del SCT-4 es alcanzar una altura de unos 100 kilómetros, y demostrar que es posible desarrollar cohetes de propelente líquido con recursos limitados pero con mucha creatividad e ingenio. El IMEU A.C. está desarrollando el cohete con sus propios medios y está en el proceso de búsqueda de apoyo gubernamental y privado.
El proyecto del cohete SCT-4 es un ejemplo de que en México tenemos esperanzas en desarrollar la cohetería mientras existan personas audaces, dedicadas y comprometidas como el fisico Saucedo. Él y su equipo han demostrado que no hay sueños imposibles cuando se tiene pasión por la ciencia y el espacio. Ellos son los herederos de una tradición que comenzó hace más de medio siglo, y que merece ser reconocida y apoyada por todos los mexicanos