Cuando Plutón era un planeta

Vicente Bohorquez

Fecha: 2015-08-01


CUANDO PLUTÓN ERA UN PLANETA (RESEÑA) / FLOR AGUILERA / ED. ALFAGUARA                      

 

El espacio y sus componentes muchas veces son utilizados como metáfora de las intenciones, deseos, temores y demás sentimientos albergados en la mente de los seres humanos, así podemos expresar magnitudes en apariencia inconmensurables, como aquella de te quiero de aquí a la luna dos vueltas y de regreso, también hay las de tipo alburero y con las cuales se da muestra de la dificultad de realizar algo: es más fácil que un burro llegue a Marte que tú… El espacio es un refugio de recursos musicales: desde que se quede el infinito sin estrellas hasta llevarnos a imaginar a los aretes de la luna.
 
Los componentes del espacio exterior son, pues, materia para expresar metáforas. La recomendación en ocasión de los trascedentes acercamientos de la sonda espacial New Horizons a Plutón, nos remonta a una novela cuyo título hace referencia a su degradación como planeta para dejarlo en planetoide o planeta enano.
 
En efecto, Plutón fue incorporado como el noveno de la lista de planetas integrantes del sistema solar hacía el año de 1930,  pero expulsado de esa categoría en 2006. Sin embargo, este planeta enano muestra su grandeza y nos abruma a partir de la información que la sonda New Horizons envía conforme se acerca.
 
Flor Aguilera, en su novela Cuando Plutón era Planeta, juega con ese ciclo de duda, no en términos de la ciencia, pero si en los de vida donde continuamente los principios y creencias son puestas en cuestión y nos hacen detenernos para poder seguir avanzando.
 
Cuando Plutón era planeta nos cuenta la historia de Inés por los años 80 y en donde el divorcio de sus padres provoca el sisma que colapsa aquello que pensaba como lo normal.  En analogía al viaje que ha pasado la sonda New Horizons, Inés de viaje con su hija la pone al corriente de ese punto de quiebra y cómo al mismo tiempo que derrumbe se convirtió en un momento de resurgimiento, en un abrir los ojos ante otra realidad igualmente prometedora y alucinante; es la historia de cómo encontró nuevos horizontes.
 
Es una historia ubicada en la Ciudad de México, donde la protagonista sufre el cambio de una vida, de rumbos tan dispares que esta ciudad posee así como de personajes. Es también el reconocimiento de amistades como la entablada con las hermanas Dávalos, así como una ciudad que constantemente cambia, se transforma en sus vialidades, en sus modalidades de transporte, en sus costumbres de diversión y en las formas entrañables que se van integrando a la vida cotidiana y donde también el tiempo resana las heridas como las dejadas por el sismo de 1985.
 
Flor Aguilera, periodista de carrera, nos presenta una historia contada en forma de playlist, cada capítulo es una alusión directa a una canción y donde a lo largo de 26 “tracks” podemos encontrar “Bajo la vía láctea” (Under the Milky Way-The church), “La luna asesina” (The Killing Moon-Echo ande Bunnymen), “Canción de amor espacial” (Space Age Love Song- flock of Seagulls) entre otros títulos que provocan asociar la lectura con su correspondiente canción (o buscarla en caso de no conocerla y ponerla de fondo mientras se lee).
 
Aguilera, Flor. Cuando Plutón era un planeta. 2013, Editorial Alfaguara. 151 páginas.           

 

 

EL RAPTO DE PROSEPINA / GIAN LORENZO BERNINI                        

 

 

El rapto de Proserpina es una escultura de corte barroco elaborada por el italiano Gian Lorenzo Bernini, que alude precisamente al Rapto de Proserpina por parte de Plutón.
 
La cultura griega y romana son en buena medida las bases fundacionales de los elementos de la sociedad moderna, por lo menos la de Europa occidental y por añadidura de América Latina. De griegos y romanos tenemos las bases de la filosofía, de la teoría del Estado y por supuesto de las bellas artes (teatro, escultura, arquitectura principalmente).
 
Cronológicamente hablando, primero fueron los griegos y posteriormente los romanos, un pueblo guerrero y dominante de Europa retomaron varios elementos de los mitos fundacionales de los griegos. En algunos casos con modificaciones irreconocibles y en otro tanto su modificación sólo fue latinizarlos (es decir se adaptó el nombre griego por uno en latín). Así tenemos que Atenea, diosa griega de la sabiduría es latinizada por los romanos como Minerva; Hermes, dios del comercio y mensajero, es conocido por romanos como Mercurio y así habría una larga lista.
 
No es el caso entrar en polémica sobre apropiaciones/usurpaciones, sino más bien señalar que esa ambivalencia es importante tenerla presente para entender aquellos temas donde pueda causar confusión una obra o una referencia a diversas deidades griegas/romanas.
 
En este sentido, tales precisiones son útiles cuando nos encontramos obras como la del El rapto de Proserpina, pues nuestros personajes Proserpina y Plutón encuentran equivalencia en los griegos Perséfone y Hades respectivamente.
 
Hecha esta aclaración, diremos que Plutón es la deidad romana del mundo subterráneo o inframundo, con poder sobre los fantasmas de los muertos por lo que era más temido que adorado. Pese a ello también puede encontrarse un lado amable y tiene que ver en su condición de dueño de las profundidades, de la tierra de donde emergen las cosechas por lo que en ocasiones se le asocia a la agricultura.
 
Por su parte Proserpina, una vez raptada por Plutón es considerada como Reina del mundo inferior a la cual se le permitía volver a la tierra por cierto tiempo (unas versiones hablan de aproximadamente dos tercios del año otras mencionan periodos de seis meses) convirtiéndose de esta forma en emblema de la fertilidad de la tierra y del proceso de cosecha.
 
Gian Lorenzo Bernini, artista nacido en Nápoles, hacia el año de 1598 se encuentra considerado como uno de los grandes del periodo barroco, por lo que en la realización de sus obras se puede apreciar el uso de elementos de decorado profusamente elaborados así como el conocido uso de los claro obscuros propios de esta corriente.
 
Bernini, como los artistas de su momento toman como punto de partida en su producción a los clásicos como los griegos y romanos y bajo la solicitud del cardenal romano Scipione Borguese elabora la escultura El Rapto de Proserpina, basada en el rapto de Plutón de Proserpina en ocasión de una salida permitida de su inframundo, y en la cual al ver a Proserpina quedó atraído por ella por lo que se la robó pese a los esfuerzos de otras deidades por evitarlo.
 
En la descripción de la escultura podríamos señalar la marcada tensión que hay entre los protagonistas, Plutón con marcada musculatura hace valer su fuerza sobre el rechazo de Proserpina quien con su cuerpo trata de alejarse de Plutón, lo evade de mirada y cuerpo pero sin éxtio alguno y bajo la mirada de otra figura con la cual se acompaña a Plutón: Cerbero, el can de tres cabezas que cuida la puerta de la entrada del mundo de los muertos.
 
Plutón ya se encuentra coronado con lo cual se denota su condición de deidad y en plenitud de fuerzas en contraste –elemento también destacado en el arte barroco- de la figura de Proserpina con cuerpo lozano pero rostro desfigurado por el esfuerzo inútil de separarse de su raptor. Este juego de contraposiciones con el que se logra la sensación de movimiento en una escultura es conocido como contraposto.
 
La escultura realizada en mármol y con una altura aproximada de 2.46 metros, entre los años de 1621 y 1622 se encuentra en la galería Borghese en la ciudad de Roma, Italia.



Etiquetas: Literatura,Espacial,Proserpina,sonda

Revista Hacia El Espacio de divulgación de la ciencia y tecnología espacial de la Agencia Espacial Mexicana.