Estudió la maestría y el doctorado en Ingeniería Aeroespacial por el MIT, también es egresado del Tecnológico de Monterrey (ITESM) en México, cursó la licenciatura en Ingeniería Física e Industrial, para luego ingresar al programa de CINVESTAV, durante la primera mitad de los años 90´s.
A partir de 1998 ingresó al MIT, donde se ha destacado en la investigación y en el ámbito académico por más de una década.
Entre los premios recibidos por Lozano encontramos: mejor investigador joven otorgado por la Fuerza Aérea Estadounidense por su trabajo en micropropulsión en 2007; así como el de Innovación 2009-2010 que otorgala Fundación Karl Chang.
“Conocer de ciencias, tecnología y matemáticas será vital en el mundo que viene, pero no bastar”, así que se requerirá, también, “mucha imaginación, capacidad de identificar problemas con rapidez y encontrar sus soluciones”.
Paulo en los últimos años, se ha destacado por la realización de los motores espaciales más pequeños del mundo, uno de sus objetivos es hacer llegar satélites miniatura a la Luna, las aplicaciones de dicho prototipo podría significar la democratización de la industria espacial, el claro ejemplo son los CubeSats, estos satélites resultan todavía un gran reto, ya que su tamaño no les permiten hacer lo que hacen los grandes, aún así, la miniaturización y el perfeccionamiento de los satélites pequeños podrían revolucionar el uso del espacio.
El mexicano que recientemente creó el nuevo concepto de motor iónico de alto rendimiento, es actualmente el director adjunto del Laboratorio de Propulsión Espacial del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), que en la última década se ha ubicado en el top de las instituciones de educación superior en el mundo.
El Motor Iónico
Un motor iónico, es una caja que genera y acelera carga eléctrica, después de una década de trabajo, ese proceso – llamado fuente de emisión de iones por líquidos iónicos- a una escala muy pequeña de aproximadamente dos centímetros cúbicos, no requieren prezurización, tiene una vida de 500 horas de uso continuo y al agotarse su carga puede dirigir el aparato a la atmósfera para desintegrarlo, por lo que, si se sustituyen los satélites grandes por los Q-Sat podría dejar de producirse basura espacial en la órbita del planeta. En vez de utilizar como propelente gas, Lozano utiliza una sal líquida que se mantiene superfría en el espacio, sin necesitar contenedores de paredes gruesas.