"Poesía nocturna:
Vestida de la plata más pura tú me sonreíste.
Cada noche espero por mi dulce Selene. Aún…
La soledad se encuentra a flor de piel.
En una vida atada a las cadenas de la realidad,
¿Me dejarías ser tu Endimión?
Hasta que estemos unidos, viviré por esa noche
Espero por el momento en que nuestras almas se entrelacen,
Pero al amanecer de cada día, mi esperanza decae.
Las sombras se desvanecen, pero sin ti, yo siempre estoy en la oscuridad.
Este es mi último llamado, Mi caída.
Me ahogo en el tiempo, me convierto en la noche.
En la luz de un nuevo día yo me desvaneceré.
El corte de la realidad es muy profundo.
¿Sangrarías conmigo, Mi Selene?”
Fragmento de “My Selene” escrita por Jani Liimatainen, Traduccion/adapación por Zaira Acosta
El brillo, color y forma de nuestro satélite natural han sido los culpables de tener cautivo al ser humano, quien desde tiempos remotos ha elaborado, como finas piezas artesanales envueltas en ópalo, diversos mitos, leyendas, relatos, poemas y todo tipo de expresiones culturales que denotan adoración y culto, pero que por otro lado ilustran a este cuerpo celeste como una alegórica inspiración para referirse de manera metafórica a otros elementos de la vida con equiparable belleza.
Un mito, tal vez conocido por el lector, es el de la hermana de Helios, Selene diosa de la Luna y el mortal, nieto de Zeus, Endimión. Este hombre era un joven apuesto proveniente de Caria, que llegó a ser fundador y gobernador del pueblo Elida, pero, al llegar el fin de sus días como dirigente, fue desterrado de dicho lugar. Triste y en soledad decidió establecerse en los alrededores del monte Larmos, donde, durante el paso de la carroza de Helios se dedicaba al pastoreo y por las noches contemplaba el firmamento nocturno.
En su mirada se reflejaba la diosa de la Luna sobre su carruaje alado por blancos caballos quién sin saberlo, era la única compañía de Endimión. La belleza de la diosa dejó embelesado al pastor de Caria quien con el paso de las noches el sentimiento de amor floreció en su corazón siendo únicamente opacado por la impotencia de no poder confesarle su amor a Selene.
Una noche, el sueño venció a Endimión a la entrada de su morada. Selene, en su paso por la noche, se percató de la figura del pastor, se acercó y mientras éste dormía, contempló la belleza del hombre. Noche tras noche, Selene buscaba a Endimión y se recostaba a su lado amándolo en silencio sin atreverse a despertarlo y confesarle su amor.
El amor de la diosa creció tanto que no resistió más. Los suaves labios de Selene se unieron con los de Endimión en un beso de encanto. El pastor despertó y la mirada atónita de ambos únicamente permitió a sus voces expresar los sentimientos del uno por el otro. Ambos fueron correspondidos.
Todas las noches, Selene se encontraba con Endimión, pero con el paso del tiempo el pastor envejeció… La cruda realidad atacaba su historia de amor. Selene decidió acercarse a Zeus implorando por el deseo de su amado: Ser inmortal para estar siempre a lado de Selene. Zeus accedió con la condición de que Endimión no envejecería solo mientras este durmiera. Desde entonces, Selene continúa visitando a Endimión por las noches y solo despertándolo esporádicamente con su pálida Luz.
Fig. 1 - Mito de Endimión y Selene
Este mito tiene una perspectiva diferente en la química. En el año de 1817, en una planta química cerca de Gripsholm, Suiza, Jöns Jacob Berzelius, el padre de la química en Suiza, y el químico Johan Gottlieb Gahn, se encontraban analizando una muestra de un líquido pardo rojizo que contaminaba muestras de ácido sulfúrico en la mina Falun, de donde se extraía plomo.
En un principio, creían que se trataba de Arsénico, pero, al estudiar la muestra se percataron que cuando le prendían fuego, el líquido desprendía un olor fétido similar al del elemento Telurio. Regresaron a la mina Falun y no encontraron rastro alguno de Telurio, lo que los llevó a volver a analizar la muestra. Berzelius notó que se comportaba de manera similar al Azufre y al Telurio, pero era un elemento totalmente diferente. Se trataba del elemento número 34 de la tabla periódica de los elementos.
Debido a la similitud con el Telurio, cuyo nombre deriva del latín Tellus la diosa de la Tierra, el elemento químico fue nombrado por Berzelius, Selenio, en honor a la diosa de la Luna, Selene.
El Selenio, pertenece al grupo de los No Metales, es decir, no es buen conductor de calor o electricidad, sin embargo, en 1873, Willoughby Smith, un ingeniero inglés, descubrió la fotoconductividad de este elemento. Esta propiedad permite el paso de la corriente eléctrica dependiendo de la cantidad de luz que se aplicara sobre este elemento. A mayor cantidad de luz, mejor conductividad.
Uno de los usos más comunes de este elemento gris opaco, es en la producción de vidrio, sin embargo, se aprovecha la propiedad de fotoconductividad para elaborar dispositivos y sensores que responden a la cantidad de luz, como fotoceldas, medidores y sensores de luz en cámaras fotográficas. Además, se descubrió que el Selenio puede producir electricidad si se expone a la luz del Sol, característica que lo convierte en uno de los principales elementos que componen los paneles solares. Por otro lado, los Diodos Emisores de Luz (LED por sus siglas en inglés) de color azul y blanco producen dichos colores con el uso de Selenio en combinación con Cadmio o Zinc respectivamente.
En el campo de la medicina, se sabe que el selenio es un micronutriente esencial en el cuerpo, y que, a pesar de ser un elemento tóxico en grandes dosis, este ayuda al cuerpo a producir proteínas llamadas enzimas antioxidantes que participan en la prevención del daño celular. En otras aplicaciones, combinado con Azufre, el Selenio es un ingrediente común en tónicos anticaspa y para tratar ciertos problemas de la piel causados por hongos.
Fig. 2 - Selenio
El descubrimiento del Selenio no elogia la belleza de la diosa Selene, sin embargo, en 1645, el astrónomo Michael Florent Van Langren publicó un mapa de la Luna en el cual acercó al pastor de Caria a su diosa. Ubicado en la parte noreste de la cara visible de la Luna, el cráter Endimión besará a Selene en un beso con química que durará eternamente.
Fig. 3 - Cráter Endimión
Fig. 4 - Ubicación Cráter Endimión