Imagen: El País.

Existen animales nocturnos que utilizan la luz de la Luna y las estrellas para migrar de noche, en busca de alimento, refugio o pareja. Un estudio revela que la luz artificial afecta las migraciones nocturnas, es decir, algunos animales nocturnos modifican su comportamiento con pequeños cambios en los niveles de luz durante la noche. Por ejemplo, el escarabajo pelotero se desorienta cuando la contaminación lumínica le impide ver las estrellas.

La forma en que las especies interactúan entre ellas depende en gran medida de la luz, tal es el caso de algunos insectos como las polillas, el exceso de luz les impide ser capaces de ver y por lo tanto de evadir a los depredadores, por lo que son más vulnerables a ser devorados por los murciélagos.

Pero la contaminación lumínica no afecta solo a los animales terrestres, los animales acuáticos también son víctimas del exceso de luz, ocasionado por casas costeras, paseos marítimos, barcos y puertos. Los peces payaso no logran reproducirse adecuadamente, ya que necesitan oscuridad para que eclosionen sus huevos. La luz artificial provoca que algunos peces se mantengan activos durante la noche, saliendo más rápido de sus escondites durante el día, aumentando su exposición a los depredadores.

Un estudio realizado donde se puso a prueba un crustáceo costero (el cual usa la Luna para guiar sus viajes nocturnos de alimentación) hizo uso de luz artificial, demostrando que la contaminación lumínica provoca que los crustáceos emigren con menos frecuencia, perdiendo oportunidades de alimentación.

La contaminación lumínica está afectando los ecosistemas costeros y marinos, provocando cambios negativos en el desarrollo de diferentes animales, las interacciones entre especies e incluso los efectos a nivel molecular. Entender cuánto y cómo la contaminación lumínica afecta la vida nocturna hace posible encontrar formas de mitigar el impacto.