La fascinación por la exploración de lo desconocido siempre ha sido una constante en la historia de la humanidad, ocupando un lugar destacado el espacio exterior. Las primeras referencias escritas sobre el tema las encontramos en Los Fenómenos de Arato (270 antes de nuestra era), texto considerado como el más refulgente producto de la poseía helenística didáctico-astronómica. Con el paso del tiempo, la curiosidad por lo existente más allá de nuestro planeta siguió creciendo y surgen novelas, como la icónica De la Tierra a La Luna, de Julio Verne (1872) que narran las posibles complicaciones sobre la exploración espacial, así como el aspecto de los artefactos en los que se realizará la misma.
A pesar de ello, como señalaron en la inauguración el Mtro Omar Charfen y el Mtro. Carlos Duarte, la incorporación del espacio en la agenda de seguridad es relativamente reciente. Si bien, en el imaginario colectivo se tienen como principal amenaza en el sector espacial el ataque de formas de vida inteligente, la realidad es diferente. Por su misma naturaleza, la empresa espacial entraña riesgo y por ello la prevención de los diferentes países que deseen hacer uso de este bien público global es vital.
Para aumentar la complejidad de esta ecuación, se debe reconocer la inflexión ante la que se encuentra la exploración espacial debido al surgimiento de nuevas tecnologías y acciones que no están reguladas por los cinco tratados del Derecho Internacional Público sobre el espacio ultra terrestre. Es así como cada Estado y la sociedad internacional en conjunto deben de colaborar para enfrentar algunos riesgos que son comunes a toda la humanidad como la basura espacial (generada por el ser humano), así como meteoritos y otros cuerpos celestes (parte del ambiente del espacio exterior). Además las metodologías de gestión de riesgos deben ser adaptadas a las nuevas circunstancias, pues la mayor parte de ellas fueron creadas en un orden bipolar (Guerra Fría):
Por tal razón, como mencionaron el profesor Javier Zarco y la Mtra. Consuelo Dávila, es necesario crear profesionales con visiones trans y multidisciplinarias para afrontar las nuevas problemáticas a las que se hacen frente en este sector.
Es así como en la conferencia magistral “La exploración del cosmos: riesgos y oportunidades”, impartida por la Dra. Gloria Konisberguer quedó claro como los riesgos en el sector espacial son de índole naturales y humanos. En el primer rubro encontramos la actividad de cuerpos celeste como el Sol, que si bien ha sido ampliamente estudiado y presentan baja actividad, no ofrecen garantía de continuar en periodo de estabilidad. Dentro de esta primera clasificación también encontramos los cuerpos cercanos a la tierra (Near Earth Objects o NEOs), es decir, los cuerpos cuya trayectoria es cercana a la de nuestro planeta. Para disminuir esta vulnerabilidad a la supervivencia de la humanidad es necesaria la detección temprana de los mismos, para decidir el rumbo de acción a seguir.
En el segundo rubro, el mismo diseño y desarrollo de vehículos espaciales entraña riesgos, sin olvidar que los motivos de la empresa espacial han variado a lo largo del tiempo, destacando:
- Aplicaciones militares (1944)
- Investigación científica (1947)
- Telecomunicaciones (1958)
- Vigilancia y espionaje (1960)
- Exploración tripulada humana (1961)
- Sistema de Posicionamiento Global o GPS (1978)
- Turismo Espacial (2001)[1]
- Minería de asteroides (se estima que será una realidad para 2020)
Empero, la Dra. Koenisberger señaló que los riesgos están presentes en todo momento de la industria espacial:
- Durante pruebas: Apolo 1 (1967)
- En la plataforma: Brasil
- Durante el lanzamiento[2]: Challenger (enero 28 de 1986)
- En órbita Soyuz 11 (1971)
- En el reingreso Columbia (enero 16 2003)
Por las razones antes expuestas, para esta ponente el principio básico en el sector espacial es el esfuerzo. Si no se hace ningún esfuerzo, el riesgo es absoluto, y si la cantidad de este es mucho el riesgo nunca será igual a cero. Por ello es necesario tener planes viendo definidos al momento de explorar el espacio.
Es así como después de la conferencia magistral, se pasó a uno de los dos grandes pilares del seminario, la “Gestión de Riesgos en el Sector Espacial”, agotada n la primera mesa de análisis con el mismo nombre. Se abrió el debate haciendo referencia a como la actual administración del Presidente Enrique Peña Nieto ha decidido convertir a México en un actor con responsabilidad global, por lo que la Agencia Espacial Mexicana ha contribuido a conseguir este objetivo con un programa espacial sólido. En este tenor, el Maestro Omar Charfen señaló que la actual red satelital de México MEXSAT (conformada por el satélite centenario, bicentenario y el Morelos III) benefician no sólo a la población mexicana, también apoyan a las labores de los cuerpos de inteligencia y seguridad de la nación.
A pesar de la pérdida del “Satélite Centenario” tras un lanzamiento fallido en el cosmódromo de Baikonur Kazajstán, gracias a la planeación (pues el “Satélite Morelos 3 al ser concebido desde un principio como respaldo puedo cumplir con las funciones del “Satélite Centenario), así como la diversificación en cuestión de las empresas que lanzarían los satélites mexicanos[3], permitieron que el problema no se convirtiera en un riesgo para la seguridad nacional de México.
El Mtro. Julio Castillo continuó el debate en materia de gestión de riesgos en el sector espacial al señalar que el Space Security Index considera diecisiete indicadores como posibles riesgos para la exploración espacial. En este sentido, encontramos en los primeros lugares respectivamente a la basura espacial, espectros de radio frecuencia y posiciones orbitales así como los objetos cercanos a la tierra. Sin embargo, el medio ambiente extraterrestre no es el único factor a considerar cuando se intenta hacer uso del espacio exterior.
El segundo pilar del seminario fue “El sector espacial en el mundo: actores y desafíos”, el cual empezó a desahogarse en la primera mesa de análisis y concluyo en la segunda. La Dra. María Cristina Rosas señaló el ahora nuevo mercado de la minería espacial, pues los recursos minerales en la Tierra son finitos. En la posguerra fría hay una competencia por el acaparamiento de recursos, al mismo tiempo que la demanda de los mismos crece por el aumento de la población mundial. En este sentido, el espacio exterior es una fuente inagotable de recursos, pero se necesita mayores inversiones en dicho sector, además queda la duda de quiénes podrán hacer uso de los mismos, pues el espacio exterior se encuentra acaparado por algunos países, a pesar de ser considerado como un bien público global.
Complicando aún más el panorama de la explotación comercial del espacio la minería espacial está liderada por empresas privadas: Planetary Resources y Deep Spaces Industry.
Los Estados entonces deben empezar a considerar dichas cuestiones para no perder márgenes de maniobra frente a lo que algunos consideran la estrella de las relaciones internacionales actuales: la empresa privada.
Y hablando de celebridades, en 2013 Alfonso Cuarón presento al mundo a través de su drama Gravedad el problema de la basura espacial. El Mtro. Fermín Romero aterrizó este problema con mayor objetividad. Todas las misiones espaciales dejaron residuos, no existe manera de regresar a la Tierra a los satélites en desuso, sin olvidar la posibilidad de que estos artefactos se impactan con otros, generando mayor basura espacial, la cual abarca desde restos de pintura, hasta grandes trozos de chatarra. El problema es que todos esos aparatos inservibles orbitan a grandes velocidades poniendo en peligro a la Estación Espacial Internacional, los astronautas y los satélites en operación. El número estimado a inicios de este año de este tipo de basura era de 500,000 elementos.
Esta situación pone en peligro las próximas misiones espaciales- Sin embargo, como comentó el Lic Ismael López Salas, la exploración espacial está en manos de unos cuantos países. No obstante, como vivimos en la sociedad de la información, la cual se traduce en poder, desde 2010 se realizaron diversas demandas sobre la apropiación del espacio vacío, pues la mayor parte de los países industrializados son los que concentran el mayor número de satélites. Estos últimos, son de suma relevancia para los Estados, pues sirven como material de uso dual, es decir tienen aplicaciones tanto militares (espionaje, armas), como civiles (encargados de almacenar y trasmitir información para los programas de radio y televisión).
Sin embargo, los satélites no pueden ser colocados en cualquier punto o posición: sí se encontraran de cara al Sol, dejarían de funcionar por el exceso de energía; por otra parte sí se encontrarán lejos de nuestro planeta, dificultarían su manejo, amén de la trasmisión y almacenamiento de la información. Por ello el lugar indicado para colocarlos es la órbita geoestacionaria, la cual está directamente encima de la línea del Ecuador y posee una excentricidad nula.
La Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT) reconoció a dicha órbita como un recurso natural limitado, pues el número de satélites que puede albergar es finito, ya que debe de existir un espacio entre estos artefactos para evitar accidentes. En 2011, el número estimado de satélites era de 1800. La UIT es la encargada de asignar los espacios en la órbita geoestacionaria, y afirmó que el 92% estaba en manos de países desarrollados. Para 2010, dicho espacio estaba acaparado por los países industrializados: EEUU con 438 satélites, Rusia con 97 y la RP China con 60. En América Latina solo cuatro países poseen satélites: Brasil tiene 9, Argentina 7, México 3 y Venezuela 1.
Es entonces momento de que nuestro país empiece a mostrar una postura más definida en foros internacionales con relación al espacio exterior, pues nos encontramos en un momento coyuntural en donde se están definido las nuevas reglas del juego con relación al espacio exterior. Además, por las reacciones geopolíticas y geoestrategicas México no puede dejar de lado el sector espacial.
Por otra parte, algunos analistas de Relaciones Internacionales, cuyo eje de estudio es el binomio guerra paz, consideran que las futuras guerras se darán en el ciberespacio y en el espacio exterior, tema central de la presentación del Lic. Ángel Eduardo Rivera. Es entonces necesario exista una democratización del espacio exterior, además de un mayor involucramiento de los pases excluidos de la carrera espacial, pues el beneficio de su exploración debe ser para toda la humanidad. Es menester romper esta dinámica en donde el norte global tiene acaparado el espacio exterior, frente a un sur global que ha sido únicamente espectador.
Finalmente, es importante analizar el cambio que se realizará en el mismo con motivo de la minería espacial, así como el que se ha realizado con la puesta en órbita de satélites y la militarización de este espacio, pues los efectos en caso de accidentes no serían únicamente para los Estados responsables sino se afectaría a la humanidad en su conjunto. Es entonces momento de contextualizar a nuestro planeta en el universo y recordar las palabras de Neil DeGrass Tyson “No sólo estamos en el universo, el universo está en nosotros”.
[1] La posibilidad de visitar el espacio estelar en nuestros días es cada vez más probable (desde el 2009 menos de 10 personas han sido turistas galácticos). Diversas empresas privadas, como Virgin Galactic, han empezado a apostar por el turismo espacial. Sin embargo, los accidentes en las pruebas han ocasionado que esta situación se retrase. Por ejemplo, en noviembre del 2015, hubo un accidente en un vuelo de pruebas, ocasionando la muerte del piloto, en el desierto de Mojave (Los Ángeles, California). Este trágico evento ocurrió sólo dos días después de un accidente con un cohete de Orbital Sciences, el cual al momento de ser lanzado explotó. Para algunos este fue uno de los principales detonantes para que la soprano británica Sarah Brightman cancelará su viaje para cantar desde la estación espacial internacional el año pasado. De cualquier forma, más de 500 individuos continúan en espera para viajar al espacio, pagando aproximadamente 200,000 dólares cada uno. Por lo elevado de los precios, sólo los millonarios y personalidades del medio artístico son quienes han reservado estos servicios: Justin Bieber, París Hilton, Lady Gaga, sólo por mencionar algunos.
[2] La expositora resaltó en este punto, que el 65 % de las fallas ocurren en esta fase.