La arena del camino se levantaba a veces como una pequeña nube de color cenizo, otras, formaba una densa cortina amarillenta que escondía el paisaje, el camino y la camioneta que nos precedía. Disminuyendo la velocidad, Rubén el conductor, permitía que el polvo se asentara antes de proseguir. Las dos camionetas tipo Pick Up en las que hábilmente nos conducían mostraron la robustez necesaria para superar los retos de la brecha que serpenteaba entre mezquites, saguaros y rocas.
Este es mi primer viaje al complejo volcánico de la Reserva de la Biósfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar en Sonora, México, catalogado por sus características únicas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El complejo volcánico, es muy conocido en la zona noroeste del país, cubre un área aproximada de 2,000 kilómetros cuadrados de los 7,146 kilómetros cuadrados de la Reserva entera. Es sitio de numerosos flujos de lava, un escudo volcánico de basaltos y traquitas poligenético, más de 400 edificios volcánicos monogenéticos muy bien conservados, que se pueden agrupar en: conos cineríticos, conos de brechas tobaceas y conos de agregados. La actividad freatomagmática de la zona, generó algunas de las calderas tipo Maar más grandes del mundo. La actividad volcánica sucedió en este sitio durante los últimos 4 millones de años. Por la riqueza geológica incomparable de la reserva, es sin duda un paraíso para los geólogos, y un sitio de gran interés para los biólogos, por la gran diversidad de plantas (560 especies), mamíferos (41 especies), aves (180 especies), reptiles (43 especies), etc.
El volcán El Pinacate el pico más alto de la Sierra de Santa Clara, nombrada así por el padre Kino en los 1700, es visible desde la carretera federal No.2 que va de Santa Ana a San Luís Río Colorado y después a Mexicali, cruza al norte la Reserva. Hace muchos años en mi adolecencia en un viaje por carretera a San Francisco, California, precisamente por esta vía cruzamos el desierto de Altar, con un querido amigo de la vida, compañero de la prepa y de aventuras; Carlos Ibarra, alias Dino, quien hace poco, lamentablemente, dejó este plano material. Su papá, Don Antonio Ibarra conocedor de la zona, le había dicho que no se nos ocurriera hacer la travesía de Altar a media mañana, y pregúntenme a qué hora íbamos a medio desierto, si, efectivamente a las 12 del día. --Ahora entiendo, mencionó Dino, por qué mi papá me dijo que evitáramos pasar a esta hora por aquí-- A cada lado de la carretera seguido veíamos restos de cubiertas de llantas, rara vez la osamenta de algún animal o restos de algún vehículo, además de arena, huizaches, mezquites y acacias, eventualmente algún halcón cola roja y zopilotes. El fiel VW sedán o vocho que nos llevaba, afortunadamente sin rezongar, al ser enfriado por aire aguantó el calor del trayecto y la cantimplora de un galón rebosante de agua apaciguó la sed mientras llegábamos al primer poblado, después de lo que pareció una eternidad. El año era 1972, no podríamos saber que a unos cuantos kilómetros de la carretera que transitábamos y que cruza la Reserva de este a oeste, realizaron prácticas de geología y entrenamiento análogo los Astronautas del Programa Apolo de la NASA. Apenas el año anterior, una beca me permitió participar en el Space Seminar en el Centro Espacial Kennedy durante la misión Apolo 15 por lo que me tocó ver, dentro de las actividades que realizamos por todo el complejo, a los Astronautas salir de un edificio en sus trajes espaciales y subir a un vehículo. Los llevaban a una práctica antes de ser lanzados en un par de días a su misión de exploración en los montes Apeninos de la Luna.
Esta imagen, es una espectacular vista desde la estación espacial internacional del complejo volcánico del Pinacate (CVP). Los oscuros flujos de lava son claramente visibles, al igual que las amplias laderas del volcán Pinacate que alcanza una altura de 1,200 m, y que conforma el pico más alto de la sierra de Santa Clara, se localiza en la imagen partiendo del centro hacia abajo y a la izquierda. Algunos de los grandes cráteres tipo maar se pueden ver, y la región entera esta picada por los conos cineríticos.
La Reserva El Pinacate
Sostenido por una torre, como vigía del desierto, un tanque de agua elevado señala la ubicación de la “Estación Biológica” en el kilómetro 51 de la carretera estatal nº 8 que conecta Puerto Peñasco con Sonoyta, punto fronterizo con los EEUU, por donde acceden los turistas que provienen de Arizona y se dirigen a disfrutar de las múltiples opciones que ofrecen para los visitantes las calmadas aguas del mar de Cortés, los complejos hoteleros, las artesanías en los comercios del Puerto y demás atractivos de la zona.
Llegamos puntuales a las 8:30 de la mañana como estaba previsto. Nos encontramos con varias construcciones de un piso que sirven de oficina de la Reserva, lugar de registro para los visitantes que acceden a la zona, ya que de ahí parte un camino de terracería que permite el acceso al Complejo Volcánico del Pinacate (CVP) así como de vivienda para los estudiantes e investigadores que realizan actividades diversas relacionadas con la flora, la fauna y la geología de la zona. Un grupo de biólogos nos saludó y mostró fotos de sus hallazgos en los túneles de lava de la Reserva que son hogar de murciélagos entre otras especies. En el traspatio de la casa de los investigadores, me llamó la atención un halcón cola roja que devoraba su desayuno a unos metros de la vivienda. Me dijeron que lo habían rescatado de cautiverio, y aunque ya estaba liberado no se alejaba mucho del área ya que nadie lo molestaba. Cuando terminó, se posó sobre una rama seca bajo el alero de la casa, momento que aproveché para acercarme lentamente y maniobrar para subirlo a mi puño. Muchos años antes había participado con la Asociación para la protección de las Aves de Presa, donde aprendí el manejo de estas aves, y me aventuré a intentarlo con este bello ejemplar de la fauna local. Dócilmente se subió a mi antebrazo para sorpresa de todos, luego a mi hombro unos momentos y de ahí voló.
Abordamos las camionetas que nos llevarían al recorrido y partimos con rumbo al norte. Para acceder a los cráteres del lado este del CVP de manera más ágil dimos un rodeo por la carretera federal Nº2 accediendo por la puerta norte para visitar el cráter “El Verdugo” (antes MacDougal), de vuelta a las camionetas para llegar al “Molina o Trébol” y de regreso a la carretera para acercarnos al “Cerro Colorado” y por último a “El Elegante” por la parte interna de la Reserva. Estos cuatro son considerados los más importantes por sus características y porque en estos se realizaron las prácticas del entrenamiento de los Astronautas. Me dio la impresión de que pasamos más tiempo recorriendo las brechas para llegar a los cráteres que en las visitas de los mismos, y es que, en realidad, la vista de esos magníficos fenómenos geológicos quita el aliento y el tiempo parece quedar estático. Quizá el más espectacular de todos, es “El Elegante” por sus dimensiones; es el más amplio (1,200 m), el más profundo (250 m) y porque aquí quedó grabado, en una roca reluciente por el “barniz del desierto”, el paso de los Astronautas. El grafiti se lee: APOLLO 14, NASA 2/16/1970. Casi un año después, el 31 de enero de 1971, serían enviados a la región llamada Fra Mauro en la Luna.
Foto: Cráter MacDougal, al fondo la Sierra de santa Clara y volcán Pinacate. Brian Day, Mario Arreola, Fernando Antillón, Kristina Gibbs.
El tipo de terreno en el Pinacate, como si fuera de otro mundo, llevó a ser seleccionado por NASA como campo de entrenamiento en geología para los astronautas del programa Apolo que se preparaban para la exploración Lunar. Las sesiones de entrenamiento en la Reserva se realizaron de 1965 a 1970 en varios grupos, el más numeroso fue el de 1966, con 16 astronautas. En particular resultó ideal para ser sitio análogo a la Luna para la misión Apolo 14, ya asignados como tripulación para una misión específica, fue el último grupo que estuvo en el sitio. Los entrenamientos se desarrollaron en el siguiente orden cronológico:
- 1965 del 8 al 10 de noviembre: William Anders, Walt Cunningham, Rusty Schweickart, y CC Williams, y del 27 al 29 de diciembre: Charles Bassett, Gene Cernan and Roger Chaffee.
- 1966 del 29 de noviembre al 2 de diciembre: Vance Brand, John Bull, Jerry Carr, Charles Duke, Fred Haise, Jim Irwin, Don Lind, Jack Lousma, Ken Mattingly, Curtis Michel, Ed Mitchell, Bill Pogue, Harrison Schmitt, Jack Sweigert, Paul Weitz y Al Worden.
- 1967 el 16 y 17 de marzo: Joe Engle, Owen Garriott, Joe Kerwin y Bruce McCandless.
- 1970 del 14 al 18 de febrero: Gene Cernan, Joseph Engle, Ed Mitchel, Allan Shepard.
Imagen: Comandante Allan Shepard liderando al grupo de astronautas de la NASA en uno de los recorridos.
Sin duda alguna la actividad relevante fue el entrenamiento intensivo que realizaron las tripulaciones titular y suplente de la misión Apolo 14, quienes por la similitud con la región lunar llamada “Las alturas de Fra Mauro” donde llegaría la nave de exploración, estuvieron cinco días completos del 14 al 18 de febrero de 1970 (Shepard, Mitchell, Cernan, Engle). Durante los cuales realizaron labores de las 8 am a las 6 o 7 pm con lo que simularían las diferentes tareas y travesías de sus jornadas en la Luna.
Por otra parte, los pilotos del módulo de Comando se mantendrían orbitando la Luna y mientras sus compañeros verían cambiar el color de sus trajes, originalmente blancos como la nieve a gris opaco al tener contacto con el regolito o polvo lunar, tendrían desde su nave espacial a mayor altura, una visión distinta que los que se movían sobre la Luna, por lo que recibieron del instructor geólogo Farouk El-Baz un tipo de entrenamiento particular que podemos llamar “Geología Orbital”. Estos fueron Mike Collins de Apolo 11; Dick Gordon de Apolo 12; Ken Mattingly de Apolo 13; Stuart Roosa de Apolo 14; Al Worden de Apolo 15, Ken Mattingly, de Apolo 16 y Ron Evans Apolo 17. Sin embargo, solamente Roosa, Worden, Mattingly y Evans estuvieron en El Pinacate. La siguiente fotografía tomada por el Comandante Shepard años después del inicio de las prácticas, mostraría lo acertado de la elección del sitio de entrenamiento.
Astronauta Ed Mitchel en Fra Mauro. Foto: Allan Shepard, NASA.
Rodeada por las dunas de arena del Gran Desierto de Altar, algunas de las cuales alcanzan hasta 100 m de altura, la Reserva El Pinacate forma parte del Gran Desierto Sonorense que se extiende hasta Arizona, y es administrada por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas CONANP, del Gobierno Federal. La región del Pinacate no deja de ser de interés para la comunidad científica, se han realizado diversos estudios geológicos en el área, dentro de los que destacan las tesis de doctorado de los investigadores: Gutmann (1972), Donnelly (1974), Cortés et all (1976), Lynch (1981), y Paz Moreno (1992) además hay varias tesis de licenciatura, maestría y gran cantidad de artículos sobre diferentes aspectos de la zona.
Cráter El Trébol, foto: M. Arreola
El recorrido parecía interminable, llegábamos uno a uno a los enormes cráteres. En todos los casos tuvimos que hacer una corta caminata entre los transportes y el borde del cráter que surgía de pronto ante los ojos, como si hubiera desaparecido el terreno abriendo un enorme hueco en el paisaje, algo realmente impresionante. Y así sucedió, la explosión del vapor de agua creado por contacto del magma con el manto freático que la ocasionó, abrió un hueco en la tierra enviando el material en todas direcciones. No es como los conos de los volcanes de lava, tan familiares para los que hemos tenido el gusto de subir al Popocatépetl o al Xitle en las orillas de la Ciudad de México, esto es totalmente diferente.
La mañana desapareció entre las brechas de arena, los nopalillos, el palo verde, y los mezquites que metían sus espinosas ramas por la ventanilla como queriendo arañar a los que perturbaban la tranquilidad del lugar. La larga sombra de los Sahuaros anunciaba el fin del día. El estómago nos pedía atención y finalmente llegamos al Centro de Visitantes donde ya nos esperaban nuestros amables anfitriones con una deliciosa carne asada al carbón, que no dio batalla y sació nuestro apetito.
El Centro de Visitantes y Museo de La Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, es un edificio moderno de reciente construcción muy bien diseñado respeta el entorno, tal que parece flotar sobre el flujo de lava que rodea la Sierra Blanca que enmarca el complejo. Consta de varios espacios que muestran la historia de los pobladores originales, la geología del sitio, la flora y la fauna. Tiene un amplio auditorio y tienda de regalos. La energía eléctrica la suministra un arreglo de paneles solares que lo hace autosustentable.
Es aquí, en donde se considera integrar un espacio para colocar la exhibición sobre el Programa Apolo y el entrenamiento realizado en el lugar para realzar la importancia de la Reserva en la historia de la exploración lunar y mostrar la cooperación entre México y los Estados Unidos en el ámbito espacial.
En la terraza, bajo los últimos rayos del Sol se conversó sobre la visita y que hacer para el futuro. Aproveché para invitar a que el Centro de Visitantes sea una sede más de la celebración de la Semana Mundial del Espacio y posiblemente para la Noche de las Estrellas. Actividades que se pueden realizar en el presente año sin mayor inversión, mientras se plantea el proyecto para la exhibición y otras actividades posibles para el futuro.
Este viaje fue motivado para conocer los sitios importantes de la Reserva y el Centro de Visitantes de primera mano, así como a las personas responsables que lo atienden y dialogar con ellos. El grupo se conformó por: Federico Godínez Leal y Horacio Ortega de la Reserva, Brian Day, y Kristina Lagel Gibbs de NASA-SSERVI, Mario M. Arreola Santander por la AEM. Fernando Antillón y Alonso Domínguez de la administración del Aeropuerto de Puerto Peñasco, y Alfred Anzaldúa del Comité Internacional de la National Space Society de Arizona.
Al parecer será la primera expedición en un nuevo capítulo de la Reserva del Pinacate como puerta de entrada a la nueva exploración de la Luna y Marte, y a la colaboración entre las entidades participantes.
Panorámica del Gran Desierto de Altar desde el Centro de Visitantes de la Reserva. Foto Mario M. Arreola
Los presentes, reunidos en el auditorio del Centro de Visitantes fuimos testigos de una pequeña ceremonia en donde Brian Day obsequió un fragmento de meteorito lunar de su patrimonio personal como muestra de amistad y buena voluntad, que tuve el gusto de recibir, para a mi vez darla a Horacio Ortega, Subdirector del Centro. Simbólicamente esta será la “primera piedra” del nuevo espacio que albergará la exhibición sobre la llegada de la humanidad a la Luna.
A medida que la NASA se prepara para la exploración humana en Marte, y México se prepara para enviar su primera carga útil a la superficie de la Luna, consideramos que es muy probable que la Reserva el Pinacate vuelva a desempeñar un papel importante en “Misiones Análogas” para la exploración espacial, esto podría ser un elemento importante para la colaboración entre la AEM y la NASA SSERVI. Así como entre las demás entidades que participarán en el proyecto.
Para finalizar es menester agradecer la hospitalidad de Grupo Vidanta que proporcionó alojamiento para los expedicionarios, así como a Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable A.C. y al personal del Centro de Visitantes y Museo de la Reserva el Pinacate que nos llevaron al recorrido dentro de la reserva e invitaron el almuerzo y la deliciosa carne asada. La atención recibida no pudo ser mejor.
Algunos trabajos doctorales sobre la geología del Complejo Volcánico Pinacate mencionados en el texto:
GUTMANN, J.T., 1972, Eruptive history and petrology of Crater Elegante, Sonora, Mexico. Unpublished Ph.D. Thesis, Standford University, University Micro- films #72-20704.
DONNELLY, M.F., 1974, Geology of the Sierra del Pinacate volcanic field, Northern Sonora and Southern Arizona, USA. Unpublished PhD. Thesis, Standford University, University Micro- films #76-6838.
CORTÉS, E.A.,M.A. Fernández, E.M. Franco y E. Vera. 1976. Geología del Área Volcánica de El Pinacate en el Desierto de Altar Sonora, México. PhD. tesis Instituto Politécnico Nacional. México, D.F.
LYNCH, D.J., 1981. Genesis and geochronology of alkaline volcanism in the Pinacate volcanic field, northwestern Sonora, México. Ph.D. Thesis, Univ. Arizona, Tucson, 250 p.
PAZ MORENO, F.A., 1992, Le volcanisme Mio-Plio-Cuaternaire de l'Etat du Sonora (Nord-Ouest du Mexique): Evolution spatial et chronologique; implications pétrogénétiques, Thèse de Docteur en Sciences, Université Aix-Marseille III; 212p.