Me da una gran emoción escribir sobre Narciso Genovese, autor de un libro muy peculiar que leí en mi adolescencia. Aproximadamente en 1965, llegó a Tijuana una caravana de maestros jóvenes liderados por el Prof. Jesús Juvencio Barraza provenientes de Durango con la intención de sustituir a la vieja generación de profesores de nuestra escuela secundaria que estaban en pleno proceso de retiro.