Las lunas de Saturno

Encélado

Saúl Villafañe

Fecha: 2017-10-20


Con un diámetro similar al tamaño del Reino Unido, Encélado, satélite natural de Saturno,  es una notable excepción de los satélites helados del Sistema Solar, al poseer una actividad geológica inesperada, así como una anomalía térmica en la región del polo sur. Además, resaltan las  emisiones de partículas y gas,  procedentes de las fracturas denominadas “tiger stripes” en la provincia geológicamente activa, conocida como Terreno Polar Sur.

 

De acuerdo con las mediciones in situ del espectrómetro de masas de iones neutrales llevadas a cabo por la misión Cassini en el 2005, las emisiones de vapor y partículas en esta región, están dominadas por vapor de agua, dióxido de carbono, metano y amoniaco, los cuales son compuestos de gran importancia astrobiológica.

 

La causa de esta particular  actividad en la región sur, aún permanece en debate, sin embargo, hay varias propuestas basadas en que sea producto de esfuerzos extensionales, donde parte de la energía mecánica se transforma en energía térmica (calentamiento por fuerza de marea) debido a las interacciones gravitacionales con Saturno y su luna Dione, así como producto de los ciclos geoquímicos globales, los movimientos de la corteza que generan fricción o por la energía liberada por especies radiogénicas de larga vida.

 

Bajo el concepto astrobiológico, de un posible origen de la vida o la potenciabilidad de que se mantenga en ambientes como Encélado, algunos modelos de su interior explican la presencia de la actividad polar  como consecuencia de una región acuosa en esa parte de subsuelo, favorecida por un calentamiento por marea y el aumento de la concentración de  amoniaco (funciona como anticongelante) en esta zona, implicando que el interior de Encélado está parcialmente diferenciado, con un núcleo de metal-silicato, cubierto de una cáscara de agua líquida/hielo.
 

 

 

El descubrimiento de ventilas hidrotermales en la Tierra hace escasos 40 años, dio una nueva visión sobre la diversidad de la vida y los escenarios donde está podría haberse originado, además de permitir extrapolar estas condiciones a otro cuerpos planetarios, tales como Encélado.  De manera que en este satélite, es posible que exista un suministro de elementos químicos, agua líquida y una fuente de energía, es decir, los requerimientos básicos para que se pueda originar la vida por evolución química.

 

Gracias a las observaciones y mediciones de  la misión Cassini y los modelos del interior de Encélado, se ha avanzado en la compresión de su posible habitabilidad. Esto ha permitido desarrollar hipótesis sobre la posible existencia de ecosistemas anaerobios quimiosintéticos presentes en su subsuelo profundo, que podrían mantenerse   a partir de las distintas fuentes de energía, tales como ambientes para los metanógenos que utilizan H2 derivado de las reacciones de agua-roca (e.g serpentinización), así como bacterias reductoras de azufre que utilizan sistemas redox como ocurre en el área de Twin Falls y el complejo basáltico del Río Columbia. Estas condiciones se piensa serían semejantes a ambientes  similares a la Tierra Primitiva.

 

Se espera que la misión Cassini se mantenga hasta 2017, incluyendo tres sobrevuelos más cercanos en 2015, así como observaciones a distancia de las emisiones de partículas y gas, superficie y medición de radiación que ayuden a dilucidar la estructura y actividad de Encélado. Incluso, hay propuestas de misiones como LIFE (Life investigation for Enceladus), cuyo  objetivo principal sería capturar, preservar y devolver muestras de las emisiones de Encélado, el anillo E de Saturno, y la atmósfera superior de Titán, buscando ampliar nuestra comprensión sobre esta luna tan peculiar.



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Revista Hacia El Espacio de divulgación de la ciencia y tecnología espacial de la Agencia Espacial Mexicana.