Después de un largo día de trabajo en órbita, no hay nada como dormir bien. Sin embargo, dormir en el espacio es ligeramente distinto. No hay arriba ni abajo, y nada tiene peso. Los astronautas pueden fijar el saco de dormir a las paredes o al techo y dormir en cualquier sitio siempre que no floten alrededor y choquen con otros objetos.