Aún antes de que el Sputnik I fuera puesto en órbita en 1957, los encargados del programa de exploración espacial estadounidense, ya estaban pensando en la posibilidad de contar con un vehículo capaz de ir al espacio, orbitar la Tierra y que después reingresara a la atmósfera y aterrizara para ser reutilizado. El 12 de abril de 1981, este sueño se hizo realidad cuando el Transbordador Espacial Columbia realizó un vuelo extraterrestre por tres días, con dos astronautas a bordo, y después aterrizó exitosamente en el Centro Espacial Kennedy. Este hecho marcó una nueva era en la exploración espacial: la de los vehículos de lanzamiento reutilizables.