En la historia poco conocida pero fascinante de la cohetería mexicana, destacan los logros desde 1959 con los cohetes SCT-1 y SCT-2, lanzados por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Aunque la Comisión Nacional de Espacio Exterior, surgida de estos éxitos, fue disuelta en 1972, el legado resurgió en 2006 con el Instituto Mexicano del Espacio Ultraterrestre, liderado por el fisico Luis Gerardo Saucedo Zárate. Saucedo retoma la pasión por la cohetería, proponiendo el SCT-4, un cohete de propelente líquido, honrando la creatividad de sus predecesores. Su objetivo: alcanzar 100 kilómetros de altura, demostrando que los sueños espaciales pueden hacerse realidad en México con dedicación y apoyo.