Las naves espaciales y sus cargas útiles deben ser capaces de soportar las condiciones extremas que se producen durante su lanzamiento, y, una vez en operación, los rigores del ambiente espacial. Para asegurar de que la nave funcione según lo previsto, cada elemento del vehículo por separado, así como la nave espacial en su totalidad deben probarse bajo condiciones que simulen a las que enfrentará en el espacio. Estas pruebas son muy variadas, ya que cada misión tiene diferentes condiciones ambientales.